Ayer pudimos asistir al Concierto “La música en la Semana Santa del siglo XIX” celebrado en la Iglesia de la Trinidad.
El acto, que duró una hora y media aproximadamente, nos transportó a la Semana Santa de esa época, de una forma especial. Un narrador, Fermín Pérez, con su voz grave, nos iba contando lo que ocurrió en aquellos años: los treinta años en los que el obispo Trevilla prohibió la Semana Santa, y cómo en 1852 volvieron a salir a la calle de nuevo.
Todo ello estaba dividido en pasos, un total de once, y entre uno y otro pudimos escuchar Saetas Viejas y Saetas Flamencas, acompañadas de guitarra, cuyas letras fueron fieles a las de antaño, para mostrarnos cómo, aunque no hubieran procesiones de 1820 a 1852, la expresión popular se mantuvo viva con altares callejeros o en casas de vecinos.
Además, nos mostraron cómo volvió a comenzar la Semana Santa, la unión entre los poderes de la época: municipales, eclesiásticos y militares, para formar una procesión con las hermandades que quedaron vivas hasta entonces: Huerto, Amarrado a la Columna, Caído, Esparraguero, Santo Entierro, Dolores…, y entre paso y paso continuamos escuchando marchas de la época, por ejemplo, “Un Recuerdo”, de Eduardo Lucena Vallejo (1883), marchas militares, el Miserere cantado por una agrupación coral Polifónica o el “Ave María” cantada por la Escolanía Obra Pía Santísima Trinidad.
El ambiente, la recreación, en todo momento mostrando fotografías antiguas de altares, de pasos…, e incluso hubo una pequeña procesión en el pasillo central de la iglesia, con su olor a incienso y acompañada de la agrupación coral… una original y diferente escenografía que nos hizo pensar que por un momento estábamos inmersos en el siglo XIX, y nos enseñó cómo fueron los comienzos de nuestra actual Semana Santa.
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