Nuestras líneas están dedicadas hoy a otro hecho histórico que marco la fisonomía de Córdoba. Tal día como hoy hace setecientos cuarenta y tres años, el rey Fernando III “El Santo” lleva cabo una donación de terreno en favor de la orden de los dominicos. En este espacio se acabará construyendo la iglesia de San Pablo junto con el edificio conventual. Lo que ha pervivido en el tiempo ha sido la iglesia mientras que el convento ha acabado desapareciendo.
El convento estuvo en funcionamiento hasta la conquista napoleónica, momento en el que se transformó en un cuartel. Llegado el año de 1848, el estado del convento era tan deplorable que se ordena su derribo, sólo manteniendo la iglesia y las estancias aledañas ya que estas habían mantenido su función durante la invasión napoleónica. La iglesia por otro lado, fue creada siguiendo los cánones de lo que luego pasara a denominarse el estilo “fernandino” haciendo referencia al rey que gobernaba cuando se construyeron dichas iglesias.
No podemos olvidar tampoco, que la iglesia paso por una serie de reformas durante el barroco que fueron eliminadas en su mayor parte en el siglo XX. El principal recuerdo de aquellas reformas se puede apreciar en el pórtico de acceso a la iglesia, en el que las columnas en espiral o columnas salomónicas son el elemento clave para reconocer el estilo barroco dentro de este conjunto.
En la actualidad es una de las iglesias más conocidas de la ciudad, sigue teniendo culto regular y durante un tiempo fue el lugar de residencia de una de las imágenes procesionales de mayor fama en la ciudad; la Virgen de las Angustias, realizada por Juan de Mesa. A día de hoy esta imagen se encuentra en la iglesia de San Agustín, lugar para el que fue creada y al que volvió después de sus múltiples restauraciones.
Para más información sobre esta y otras Iglesias Fernandinas de la ciudad de Córdoba, no duden en pasarse por nuestra web.
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