El Teatro Góngora ofrece a lo largo del mes de febrero un ciclo dedicado a la comedia que comienza mañana sábado 8 de febrero (20:30 horas) con Patrimonio, una obra de la compañía Teatro del Velador que mezcla humor y flamenco. La propuesta incluye tres títulos y continúa con Maridos y mujeres (viernes 21 de febrero), una adaptación del Teatro de la Abadía del guión de Woody Allen para su famosa película del mismo título. La producción se presenta como “un retrato crudo y obsceno de las relaciones de pareja” esbozado con mucho humor, el mejor camino para abordar cualquier problema. El tercer y último montaje programado es El manual de la buena esposa (sábado 22), una comedia que habla sobre la mujer española y los tiempos que le tocó vivir desde 1934 a 197: temas serios -la educación, la censura, la sexualidad, la religión….- tratados desde la sonrisa. El precio de las localidades para cualquiera de los espectáculos del ciclo es de 15 euros, pero quienes adquieran entradas para los tres montajes se beneficiarán de un precio total de 35 euros -no acumulable a otras ofertas- .
Patrimonio, una obra perteneciente al género del teatro musical creada y dirigida por Juan Dolores Caballero, es una función en la que a través del cante y del baile se cuenta de forma divertida las miserias que tiene que pasar una compañía en gira. Nueve actores dan vida a los distintos personajes que desarrollan la acción : un presentador, quizás salido de la Cataluña profunda; un bailaor desgarbado, un cantaor de la Bahía… Con el son de la guitarra, el taconeo, el cante y el compás como telón de fondo, muestran sus conflictos, sus relaciones y amoríos. Todo terminará con la rifa de un jamón para poder continuar la gira.
La pretensión del espectáculo, en palabras de su creador, no es otra que divertir a través de una incursión en el ámbito del flamenco, “un lenguaje universal entendido y entendible del que nos valemos para acercarnos al público”.
Desde sus inicios, hace veintiún años, Teatro del Velador, define su trabajo como “arte bruto”, en el que las técnicas y los sistemas de representación proceden de una invención completamente personal. Desafiando los cánones clásicos de belleza y armonía, la compañía prefiere el desequilibrio, el exceso, lo feo, lo inacabado, “tal vez como reflejo de una violencia callada e interior, tal vez como reacción silenciosa al dolor de una sociedad”, señala Juan Dolores Caballero. A estos elementos característicos del estilo de Teatro del Velador se une otro aspecto destacado: la asimilación y la expresión de la cultura andaluza, como parte de ese mundo sensible en el que viven sus componentes.
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