Es inevitable a las vez que comprensible que todas aquellas personas que llegan hasta nuestra ciudad se sientan atraídas fundamentalmente por el pasado islámico de la misma, pero la experiencia de estos meses que llevamos de trabajo, es que la mayor parte de ellos desconocen qué ocurría en Córdoba cuando los romanos se hicieron dueños y señores del Mare Nostrum.
Durante la conocida como Pax Augusta la imagen ofrecida por la ciudad debió ser sobrecogedora. Corduba Colonia Patricia se iba a convertir en la capital de la provincia más meridional del solar ibérico, de igual modo en que lo fueron Emerita Augusta de la Lusitania o Tarraco en la Tarraconense, las otras grandes urbes de Hispania en época del emperador Augusto. Desde entonces Corduba iniciaría un proceso de monumentalización y embellecimiento que tendría como referencia a la propia Roma.
Habría que hacer un viaje en el tiempo, trasladarnos a los siglos I y II, y ponernos en la piel de un visitante que caminando por la vía Augusta, se acerca hasta la Porta Paetoria y admira por encima de sus potentes muros la imagen de ese complejo que actúa como fachada monumental, formado por una plaza porticada ricamente decorada con esculturas con las que perpetuar la memoria de ilustres y notables, y presidida por un templo de grandes proporciones iniciado por el emperador Claudio y finalizado bajo reinado de Domiciano, quien lo consagra como morada de la imagen divinizada del mismísimo emperador. Pero ahí es nada cuando en la margen izquierda de la calzada que nos ha acercado hasta la propia ciudad y delante de dicho recinto, interpretado hoy día como el foro provincial de Corduba, nos encontraríamos con el lugar donde tendrían lugar la celebración de carreras de carros, el circo, en funcionamiento hasta el siglo II dC, hoy día conocido como el circo oriental.
Una vez en el interior de la colonia y siguiendo el trazado de uno de los decumani que atraviesan la ciudad de este a oeste, buscamos el cruce con el cardo máximo, el centro de la ciudad, el lugar donde antaño se erigía la otra gran plaza, el epicentro de la vida urbana, el foro colonial, hoy día en la confluencia de las céntricas calles Góngora y Cruz Conde. Se cree que bajo la hoy iglesia de San Miguel pudo hallarse el templo principal del recinto, estando éste acompañado de otras construcciones con funciones administrativas, judiciales y comerciales. Sin embargo, uno de los aspectos más asombrosos de los estudios realizados del mismo, nos habla de la ampliación experimentada mediante la construcción de una nueva plaza anexa al propio recinto, construcción justificada por las necesidades crecientes de la propia colonia, fechada entre los reinados de Augusto y Tiberio, en la segunda década de nuestra era. De asombroso podríamos catalogar el aspecto del corazón de la vida política cordubense, pero hemos de continuar nuestro camino, si continuamos el trazado de la vía que nos ha dado la bienvenida a la ciudad llegaremos al extremo opuesto de la misma, la Porta Principalis Sinistra, junto a la que nos encontraríamos los mausoleos que encabezan la necrópolis que flanquea el camino hacia la vecina Hispalis; mientras que si modificamos nuestro camino hacia el sur, podemos dirigirnos hacia el emplazamiento en el que se hallaba el viejo teatro de la ciudad; edificio bien documentado en actualidad y que según los expertos estaría considerado el más grande de toda la Hispania romana. Hoy día no son demasiados los restos encontrados de tan grandioso edificio, pero lo encontrado se halla perfectamente integrado en las dependencias del museo arqueológico de la ciudad, un edificio de especial interés para el conocimiento de la etapa en la que estamos centrando nuestro artículo.
En líneas generales, hoy día sería una tarea bastante compleja acercarnos a la apariencia que mostrara nuestra ciudad por entonces. El peso de la historia y el esplendor alcanzado bajo dominio islámico acabarían eclipsándolo casi en su totalidad. Para tener un mayor conocimiento y disfrutar con parte del legado romano heredado habría que indagar en las entrañas de algunos de los edificios modernos de la Córdoba actual. De este modo encontraríamos esos pequeños tesoros que tras años ocultos a los ojos del hombre, hoy perfectamente integrados en la arquitectura más reciente permiten que propios y extraños puedan tener un mayor conocimiento de lo que fue y es la ciudad desde la que se gobernaba el sur peninsular.
Aquí os dejamos un vídeo muy interesante sobre la Córdoba Romana:
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Os recordamos que este fin de semana se celebra el Mercado Romano y continuaremos informándoos sobre la cultura romana.
Artículos de la Semana de la Cultura Romana en nuestro blog:
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