Córdoba es una ciudad que muestra su encanto a turistas, viajeros y cordobeses que pasean por sus calles a diario. Pero también guarda muchos secretos, muchos detalles que no pasan desapercibidos a los ojos de los curiosos que quieren descubrir más.
Uno de esos secretos, de esos pequeños detalles, lo guarda el antiguo Hospital de San Sebastián, hoy Palacio de Congresos. Está situado frente a la Mezquita Catedral de Córdoba, en la calle Torrijos, y sus puertas suelen estar abiertas, por lo que no es difícil entrar y disfrutar de su hermoso patio. Una de sus galerías, la del sur, tiene un vano desde el que se ve un muro y una torre.

Apenas despierta atención, perdido entre arcadas del patio. Sin embargo, el valor de dicho muro y torre es grande, ya que se trata de uno de los escasísimos restos del alcázar andalusí, la sede del poder de los Omeyas.

El alcázar estuvo situado donde hoy se levanta el Palacio Episcopal. Según la tradición musulmana, dicho alcázar se construyó reaprovechando el antiguo Palacio del rey Rodrigo, el último de los gobernantes visigodos. Poco a poco, el edificio visigodo fue desapareciendo a medida que las múltiples reformas que los emires cordobeses se sucedían, hasta crear un lugar con verdaderas maravillas y monumentos extraordinarios y bellos jardines, según nos describe el cordobés Ibn Bashkuwal. Esta construcción, sin embargo, quedaría arrasado durante la fitna, la guerra civil que asoló Córdoba en el siglo XI, y las construcciones realizadas tras la reconquista prácticamente borraron su huella. Solo dos elementos sobrevivieron: los baños Califales, que durante siglos fueron descubiertos y vueltos a enterrar; y esta torre y lienzo de la muralla que cerraba el conjunto Omeya en su parte norte.
El muro y su torre está integrado en el Palacio Episcopal: es parte del muro norte del mismo. Por esas curiosidades que ocurren, ambos edificios estaban separados por una pequeña calle que con el tiempo quedó cerrada. Por esta razón es por lo que se puede contemplar desde el Palacio de Congresos.
Así, la próxima vez que paseen por Córdoba, presten atención a los detalles: nunca se sabe qué parte de la historia podemos descubrir.
Me gusta ,verias veces de colegiala entré en esos patios.
Me gusta ,verias veces de colegiala entré en esos patios.