Vamos a finalizar nuestra trilogía dedicada a los edificios de espectáculos de época romana con el Circo de Corduba, si bien tratamos de ser conscientes de que la investigación futura dará sin duda nuevas sorpresas relacionadas con este tipo arquitectónico en nuestra ciudad. Más tarde lo analizaremos, pues aun cuando parece cerrada y conocida por fin esta tríada de edificios lúdicos en la capital de la Bética todavía falta alguna pieza por encajar o incluso descubrir.
Las excavaciones arqueológicas realizadas por la Gerencia de Urbanismo en los años 90 del S.XX en el entorno del Palacio de Orive y su Huerto documentaron perfectamente la construcción a mediados del S. I d.C. de un enorme circo romano, hipódromo donde se llevaron a cabo los ludi circenses consistentes en carreras de caballos y cuádrigas que todos relacionamos con la celebérrima Ben-Hur. Edificio muy alargado, donde la pista de tierra queda dividida por la spina -a menudo decorada con estatuas y obeliscos- , rodeada por el graderío y todo ello orientado Este-Oeste en paralelo a la calle San Pablo.
Justo a los pies del Templo de la calle Claudio Marcelo, formaba junto a éste y su gran pórtico todo un complejo dedicado al Culto Imperial desarrollado tras la muerte de Augusto, un impresionante conjunto que destacaba y daba la bienvenida a los viajeros que hicieran su entrada a la Colonia Patricia desde la Vía Augusta -fosilizada en la citada calle S, Pablo- y que mostraba así su condición capitalina, monumentalizada y sede del Culto Imperial en la Bética con la construcción de éste que algunos autores denominan Foro Imperial.
Resulta interesante recordar cómo ya Samuel de los Santos Gener había señalado la existencia aquí de un anfiteatro romano, apuntando además la posibilidad de que el circo estuviera ubicado en una vaguada reflejada en planos topográficos a la construcción de la Facultad de Veterinaria. Curiosamente justo al contrario, como la Arqueología se ha encargado de evidenciar sólo recientemente. Pero su acertada intuición no debió ser suficiente ante un panorama complejo y ciertamente desconocido hasta hace pocos años, que incluso pudiera no haber quedado cerrado aun a pesar de la también reciente localización del teatro.
Y es que el proceso de documentación arqueológica llevado a cabo en el circo de Orive ha permitido fechar su construcción a mediados del S. I d.C., entre los reinados de Nerón y Domiciano, pero también su pronto desmantelamiento a mediados del S. II cuando bien conocemos, a través de documentos epigráficos que hablan de la celebración de este tipo de juegos, que siguieron también celebrándose tiempo después, muy probablemente en un circo de nueva construcción del que nada sabemos y donde se reaprovecharon materiales constructivos del edificio anterior.
Sigue abierto pues el estado de la cuestión, a pesar del tremendo avance del que se ha beneficiado en las últimas décadas gracias a la magnífica labor de los investigadores. Seguiremos siempre atentos a posibles novedades que se pudieran producir en el interesante panorama que la Arqueología describe en torno a los monumentales edificios de espectáculos de Corduba Colonia Patricia.
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