No cabe la menor duda de que el puente más conocido de Córdoba es el que cruza el Guadalquivir en el centro histórico y monumental de la ciudad: el Puente Romano. Con diferencia, es el puente más visitado por cordobeses y turistas. Su antigüedad y los monumentos que lo delimitan, la Torre de la Calahorra y la Puerta del Puente, hacen de este Puente Romano el punto de mayor encanto sobre el río Guadalquivir en nuestra ciudad. Se calcula que debió construirse en la primera mitad del siglo I d. C., y durante 1.900 años fue el único puente de la ciudad hasta que entró en funcionamiento el de San Rafael a mediados del siglo XX.
Lamentablemente, al puente, de romano, sólo le quedan el nombre y la cimentación en el lecho del río, pues a lo largo de su historia sufrió diversas destrucciones que, si bien no acabaron con la totalidad de su estructura, afectaron a buena parte de ella. Sin contar con las diferentes remodelaciones y restauraciones que ha tenido a lo largo de los siglos. A pesar de ello, sigue siendo el puente más emblemático de Córdoba.
Casi dos milenios más tarde, y con la intención de ampliar la ciudad en la orilla izquierda del río, el gobierno municipal de Antonio Cruz Conde inició la construcción del que sería el segundo puente de Córdoba con casi el doble de anchura que el romano. El nuevo puente de San Rafael, inaugurado en 1953 por el Jefe del Estado Francisco Franco, propició la expansión de Córdoba por el Sur, en una época de gran necesidad de viviendas sociales que absorbiesen el notable crecimiento demográfico de esos años.
No sería hasta 1992 cuando gracias a la Exposición Universal de Sevilla, la carretera Nacional IV se desdobló en autovía A-4, facilitando a Córdoba un puente nuevo algo alejado del casco urbano y dedicado exclusivamente al tráfico rodado.
No tardará la ciudad en tener un nuevo puente sobre el Guadalquivir cuando en la primavera de 1994 la Feria de Nuestra Señora de la Salud se traslada a El Arenal para abandonar la que había sido su ubicación en el centro de Córdoba desde hacía dos siglos. Justo un año antes se inauguraba el Puente del Arenal, que enlazaría con buen acierto los barrios de Miraflores, en el Campo de la Verdad, con el del Arenal, donde ya se alzaba el nuevo estadio de fútbol del Córdoba C.F. “Nuevo Arcángel”.
El siglo XXI traerá otros tres puentes más a la ciudad. En 2003 será una sólida plancha casi horizontal que conectará la calle arterial cordobesa de San Fernando con los barrios del sur. Así, la Cruz del Rastro y Miraflores quedarán enlazados en adelante con este Puente de Miraflores que, apoyando en ambas orillas, curiosamente sólo tiene un pilar en el río. La puesta en marcha de esta nueva vía permitió hacer peatonal al Puente Romano, lo que fue aprovechado para efectuarle una muy completa restauración de su calzada y una limpieza de sus sillares, haciéndole recobrar el esplendor de su belleza imperial romana.
La expansión urbanística de Córdoba hacia el suroeste a un lado y otro del Guadalquivir y el incremento del tráfico rodado en los accesos a la ciudad fueron elementos decisivos para reorganizar una nueva ronda viaria por el oeste. En 2004, el Puente de Andalucía conectaba el Polígono industrial de La Torrecilla con la Carretera del Aeropuerto, enlazando además este nuevo trazado con la autovía A-4 y la ronda sur cordobesa.
Precisamente, la ampliación del aeropuerto de Córdoba fue una de las causas por las que era preciso un acceso más cercano al mismo. De este modo, en 2011 se inauguraba un nuevo puente sobre el Guadalquivir cuyo nombre dibujaba connotaciones aeronáuticas; el Puente de Abbas ibn Firnás. Este ingeniero, físico y químico andalusí fue el primero en desarrollar algo parecido a un ala delta, con la que logró salir airoso tras un vuelo desde una torre de la ciudad de Córdoba. Curiosamente, el puente dibuja con su estructura dos alas curvas, en cuyo centro se encontraría el propio ibn Firnás. Un merecido homenaje a tan distinguido científico andalusí natural de Ronda (Málaga) y fallecido en Córdoba a finales del siglo IX, cuyo nombre aparece también en un aeropuerto de Bagdad, en una colección de sellos de Libia, en un centro de observación astronómica en su ciudad natal y en un cráter de la luna.
En definitiva, Córdoba, la ciudad que sobrevivió durante casi dos mil años con un solo paso sobre el Guadalquivir, ve como en la actualidad siete puentes la contemplan.
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Historiador, Arqueólogo e Intérprete del Patrimonio
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