Comenzamos nuestra entrada dedicada a los espectáculos teatrales tratando el tema del público teatral y dando respuestas a cuestiones del tipo: ¿Quién o quiénes eran las personas que acudían al teatro?, ¿Qué sitios ocupaban dentro del edificio?, etc. Tal como nos muestran las fuentes escritas, así como los vestigios y restos de edificios teatrales que hoy en día se conservan por todo el Imperio Romano, podemos conocer que el número de asistentes al teatro era mucho menor que el de aquellos que se decantaban por ir al anfiteatro o al circo. Un dato curioso al respecto es que el número de asientos de los tres teatros que existían en Roma en el siglo I d.C. era aproximadamente la mitad al número de asientos que existía en el Coliseo. Dependiendo del género teatral a representar así era la condición social que acudía al teatro. La comedia y el mimo por tratar temas amenos y de fácil comprensión gozaban de un gran público de diversa procedencia, mientras que a géneros como la tragedia, solían acudir personas que habían tenido contacto con la cultura griega.
Tanto hombres como mujeres podían asistir libremente al teatro pero no podían escoger su asiento, dependiendo de la condición social, jurídica y política que tuvieran así les era asignado un determinado lugar desde donde contemplar las representaciones teatrales. Existieron diferentes leyes que reglaron la ubicación de la sociedad en los teatros, siendo la más importante la promulgada por el emperador Augusto tal como recoge Suetonio en Los Doce Césares.
En la parte superior del graderío conocida con el nombre de Summa Cavea, era donde se sentaban los esclavos, la plebe más humilde (no usaba toga) así como las mujeres aunque es de sospechar que las esposas de altos dignatarios, caballeros y políticos acompañasen a sus maridos en los graderíos más cercanos a la escena.
La parte intermedia, es decir, la Media Cavea, y concretamente el graderío central, albergaba al grueso de la plebe que estaría situada justo por encima de los caballeros. Se cree que existirían sitios reservados para militares y veteranos del ejército, funcionarios públicos, escribas, etc.
Los asientos más cercanos a la escena eran los elegidos para los miembros de la aristocracia romana, senadores, magistrados y caballeros. Gracias a la ley Roscia (67 a.C.) conocemos que las primeras catorce filas del graderío eran reservadas para los miembros del orden ecuestre. Y en lo que respecta a los senadores, desde el año 194 a.C. se les reservó asientos que estuvieran separados del resto de espectadores. En época republica tenían derecho a sentarse en la orchestra, para lo cual se les colocaban sillas móviles que se recogían una vez que la función hubiese terminado.
Las plazas dentro de los teatros podían ser reservadas atendiendo a dos formas: horizontalmente por filas o verticalmente por bloques de asientos. Sobre las gradas habría rótulos con signos o inscripciones señalando los grupos o las personas a las que pertenecían esos asientos.
Tal como se puede comprobar, el teatro romano se convirtió en una representación completa de la sociedad y estructura romana.
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Lo sabía. Creo que hubo un tiempo en el que Córdoba fue la capital de Europa.
La capitál del mundo conocido!
No de Europa del mundo
Si eso tengo entendido que fue la capital de Europa
Maravilhoso! Lo comparto.
Sí!!! Muy interesante…