El molino de San Antonio está situado en la margen derecha del Guadalquivir, próximo a la Torre de la Calahorra y compartiendo la llamada presa del Puente con los de Albolafia, Pápalo y Enmedio. En origen es probable que proceda de época islámica, como otros molinos de Córdoba, aunque en este caso los primeros datos sobre este inmueble se remontan a los siglos XIV y XV, cuando fue conocido por los nombres de molino del Cascajar y molino del Infante. Estando compuesto en esos siglos de las típicas ruedas verticales que identificaban a las aceñas. Durante el siglo XVI el molino del Cascajar pasó a ser conocido también como molino de Godoy o aceñas del Mayordomo, al convertirse la familia Godoy, sus nuevos propietarios, en Mayordomos del cabildo municipal. A esta fecha corresponde el grabado que Anton Van Den Wyngaerde realizó del molino y en el que aparece dotado con las características ruedas verticales de aceñas y batanes.
En estos primeros años del siglo XVIII se va a producir un cambio importante en la historia del molino, como es el progresivo abandono de los nombres con que había sido conocido hasta la fecha (aceñas del Infante, del Mayordomo, del Cascajar) y su sustitución por el término que ha llegado al siglo XXI, molino de San Antonio. Este nombre debió imponerse a consecuencia de una imagen de San Antonio colocada en una hornacina sobre la puerta de entrada, tal como se ve en antiguos grabados del molino. El molino mantuvo su arquitectura primitiva recogida en el Registro de la Propiedad de 1867, siendo la única parte añadida después de esa fecha la planta superior que, según los grabados y fotografías antiguas que de él se conservan, debió de ser edificada en torno a 1915 o 1920.
Permaneció este molino en propiedad privada hasta que en 2005 lo adquirió la empresa municipal ProCórdoba; iniciando un proceso de restauración, dirigido por el arquitecto cordobés Juan Cuenca Montilla, que finalizó en 2008. Mientras que las salas inferiores se han mantenido dejando a la vista la funcionalidad del molino en épocas pasadas, la sala superior se ha diseñado como un espacio de exposición o de interpretación permanente de los Sotos de la Albolafia.
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Historiador, Arqueólogo e Intérprete del Patrimonio
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