El municipio de La Rambla, situado a escasos 41 kilómetros de la ciudad de Córdoba, brinda una excelente y atractiva arquitectura religiosa: iglesias ataviadas con portadas y esbeltas torres que se perfilan sobre el hermoso paisaje de la Campiña. Algunos de estos edificios son de época bajomedieval, aunque poco permanece en pie a consecuencia de las reformas y reconstrucciones llevadas a cabo a lo largo de los siglos.
Muestra de especial relevancia es la portada de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un templo que a lo largo de su historia ha sufrido sucesivas transformaciones. Sabemos que en el siglo XIV comenzó a edificarse una iglesia que tardó construirse. Según las fuentes, a principios del siglo XVI se seguía construyendo, coincidiendo además con la llegada a La Rambla del obispo de Córdoba Fray Juan Álvarez de Toledo (1488-1557), quien asumió el patronazgo de la obra.
Rafael Ramírez de Arellano (1854-1921) en su Inventario monumental y artístico de la provincia de Córdoba hizo referencia a la fachada de esta iglesia como una obra que “compensa las molestias del viaje, y al verla se olvidan los baches del camino y el constante peligro de un vuelco del carruaje”, calificándola además como un magnífico ejemplo de arquitectura plateresca. La noción de “Plateresco” como un estilo con identidad propia y fruto de una peculiar, castiza y primera asimilación de lo renacentista en el ámbito y gusto hispánico está hoy prácticamente desterrada. Al margen de la equivocidad, el término, considerado o no como estilo exclusivamente español, representa la transición entre los estilos Gótico y Renacentista.
En lo que se refiere a la portada propiamente dicha, en la cartela derecha de la zona de la serliana aparece una inscripción que dice lo siguiente: “FERNAN RUI AÑO DEL 1530 SIENDO OBRERO PRINCIPAL”. Teniendo en cuenta esta oración, no nos puede quedar duda de la autoría de la obra. Hernán Ruiz I o “el Viejo”, nacido en Burgos y reunido con un grupo de tallistas, realizó la obra, que desde el punto de vista estilístico nos ofrece un gótico tardío, como tantos artistas de su tiempo pero que, a su vez, evoluciona hacia las formas protorrenacentistas, pudiendo ser considerado incluso el introductor del Renacimiento en Córdoba y Provincia.
El iniciador de una saga de importantes arquitectos que se prolonga durante cuatro generaciones nos legó para la posteridad una portada divida en dos cuerpos. Se trata de una obra arquitectónica sobre pedestal, con una serie de registros que sustentan pilastras y baquetones de aire Gótico, los cuales eclosionan en el Renacimiento a medida que se avanza en altura, convirtiéndose en columnas totalmente ornamentadas, con una labor precisa llena de meticulosidad y de elementos vegetales, profanos, religiosos, mitológicos, etc.; una magnífica obra que desde el año 2003 está declarada Bien de Interés Cultural (BIC).[magicactionbox id=”11191036″]
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