Situado en medio de la campiña cordobesa, a medio camino entre Baena, Castro del Río y Bujalance contamos con un excepcional yacimiento que es también orgullo y joya de nuestra arqueología. Su imponente castillo medieval -restaurado recientemente- delata una ocupación del asentamiento hasta al menos el siglo XV de nuestra era, pero su potente estratigrafía remonta su origen a la prehistórica Edad del Bronce. Éste será un importante núcleo de población en época íbera, ocupando por completo la parte superior de una meseta alargada sobre un imponente cerro que domina buena parte de las campiñas jienense y cordobesa.
Restos del santuario íbero antes de su restauración (Fuente de foto: http://www.soloturismorural.com)
Recientes hallazgos de carácter epigráfico han permitido identificar finalmente el yacimiento con la antigua ciudad de Ituci, conocida por los romanos como Ituci Virtus Iulia, ostentando el rango de colonia y mencionada en su momento por Plinio. En la actualidad está siendo objeto de importantes campañas de excavación dirigidas por José Antonio Morena, tras las primeras intervenciones realizadas en los años 80 del S. XX por un equipo hispano-británico que ya pusieron en evidencia la monumentalidad y trascendencia de este enclave de más de diez hectáreas de extensión. Cuenta con un recinto amurallado reforzado con torreones datado en el siglo VI a.C. que fortifica magníficamente toda la ciudad.
En su extremo sur, a los pies de la tremenda muralla y dando cara al mediodía se haya un edificio singular. Se trata de un templo santuario íbero del siglo II a.C., importante centro de culto turdetano dedicado a la diosa romana Dea Caelestis, identificable con la Tanit cartaginesa y la Astarté fenicia, gran diosa de la fertilidad y de la fortuna, regidora de los ciclos estacionales y asociada a la Luna. Un culto pagano antiquísimo muy extendido por todo el Mediterráneo, presente en muchas culturas de la Antigüedad y que parece tener un origen común perdido en los albores de la Humanidad.
Vista parcial del Foro (Fuente de foto: www.flickr.com)
El santuario se construye en un momento ya algo tardío, durante la ocupación romana, pero fue lugar de culto desde mucho antes, tal vez asociado a las aguas mineralizadas de un manantial que surge muy cerca de aquí, de pretendidas propiedades curativas. Aún siendo de modestas dimensiones, parece ser importante centro de peregrinación de gentes que traían consigo exvotos: pequeñas figurillas antropomorfas representadas esquemáticamente y con rígido hieratismo. Son ofrendas a la divinidad para la intercesión de algún favor, protección o curación de algún mal, que se depositaban en el edificio y que ya en épocas recientes aparecían frecuentemente a ojos de los lugareños, hecho que probablemente origina que este lugar se conociera también como Torre de las Vírgenes.
Pero tal vez sea el magnífico foro romano y su entorno lo más espectacular del lugar. Se ha conservado en buenas condiciones y muestra interesantes ejemplos de estatuaria, así como otros espacios singulares destacables: la curia, termas y el macellum o mercado. Completa el conjunto una colosal puerta monumental, también romana, que da acceso a este impresionante yacimiento cuya espléndida puesta en valor permite su visita y disfrute a toda persona interesada y que desde aquí recomendamos.
Me siento orgulloso como cordobés de estos restos