Córdoba es una de las provincias más ricas desde el punto de vista geográfico y cultural. Se trata de un espacio cuyo carácter está condicionado por toda una serie de procesos geográficos y geológicos acaecidos a lo largo del tiempo. A esto se le suma la presencia de las diferentes culturas que se han sucedido en la misma y que nos han legado una nutrida herencia cultural. A nivel provincial y en lo que a geografía se refiere, en Córdoba se imbrican y conviven cuatro grandes unidades morfoestructurales que a su vez se encuentran subdivididas y que se despliegan por el territorio caracterizando la habitabilidad de éste: Sierra Morena, el Valle del Guadalquivir, la Campiña y las Sierras Subbéticas; todos terrenos paleozoicos, terciario-cuaternarios y mesozoicos.
Centrándonos exclusivamente en los alrededores del núcleo poblacional, a escasos kilómetros conviven las tres primeras. En primer lugar, Sierra Morena es una unidad de relieve surgida del Plegamiento Alpino Herciniano en la Era primaria que, desde antiguo, funcionó como el gran abastecimiento de la población que se sitúa a los pies. Entre ésta y el Valle, podemos localizar el Piedemonte formado por materiales cuaternarios, así como por materiales de las estribaciones de Sierra Morena, contacto directo entre Sierra Morena y el Valle del Guadalquivir.
A la par, las Terrazas y el Valle del Guadalquivir se caracterizan por ser una sucesión de suaves pendientes formadas por terrazas aluviales del Cuaternario. Su presencia viene determinada por el trascurso del río que deja a cada lado la llanura aluvial compuesta por arenas sueltas y limos. Fue un lugar predilecto para el desarrollo de las comunicaciones desde época romana y, posteriormente, para el emplazamiento de diversas Cañadas Reales que aprovecharon dichas vías. Sin embargo, este Valle no se puede entender sin la presencia de Sierra Morena: agua, madera, productos alimenticios, ganadería, etc.
El poblamiento se debe esencialmente a la presencia del río, gran articulador de todos los procesos que en esta zona se desarrollan en tanto que actúa a modo de vértice entre los terrenos de explotación agrícola al sur y explotación minera al norte. Así, desde época turdetana –Corduba-, (“ciudad del río” quizás), fue un espacio rector del territorio abierto a toda la influencia cultural venidera. La última gran unidad visible desde la propia ciudad de Córdoba la constituye la Campiña Baja que aparece con cierta inmediatez y que viene caracterizada por la presencia de colinas suaves de más de 200 metros de altitud, por lo general. Está compuesta por materiales terciarios del mioceno (Era terciaria).
En definitiva, Córdoba presenta una geografía particular condicionada por la presencia de la Sierra y el Río, por donde posteriormente se han asentado las principales vías de comunicación. Así pues, esto ha condicionado todos los asentamientos que desde tiempos turdetanos se han ido sucediendo a lo largo de los siglos y que llegan a la actualidad con el consiguiente desarrollo de procesos económicos, sociales, demográficos, etc.[magicactionbox id=”11191036″]
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