En este nuevo curso que empieza hoy para mi en este blog, he decidido desempolvar efemérides, es decir, fechas importantes en el desarrollo de nuestra ciudad y que van indefectiblemente relacionadas con los rincones de nuestra Córdoba. Mis líneas de hoy están dedicadas a la construcción de la puerta del puente. Probablemente los que me leen estarán un poco extrañados porque la gente suele llamarla por otro nombre: El arco del triunfo. Este no sería su nombre correcto, aunque la confusión puede explicarse fácilmente.
La columna con el arcángel San Rafael es lo que en arte se denomina un triunfo, un elemento que tiene como función rendir honores a la figura que se encuentra en lo mas alto, que en este caso es nuestro querido ángel custodio. Explicado este pequeño lío es momento de explicar cual es el origen de este monumento. Su andadura comienza tal día como hoy (18 de febrero), pero del año 1572. La que existía antes en esa misma ubicación no se encontraba en buen estado dada su antigüedad y el continuo transcurrir de personas por ella, al fin y al cabo, era una de las puertas principales de la ciudad. Será el corregidor Don Alonso González de Arteaga quién da la orden para su realización.
Pero no sólo querían llevar a cabo una versión de mejor calidad, sino que también se buscaba el agrandarla y embellecerla. Esta construcción lo único que hacíaa era demostrar el deseo por parte de las autoridades de adecentar en lo posible la ciudad. Las obras comenzaron de la mano de Francisco de Montalbán, pero seria Hernán Ruiz III quien tomaría el relevo. El cambio acaba provocando un engrosamiento del presupuesto que hace que la obra quede parada y no se reanude hasta cuatro años después. Aun así, la falta de fondos por parte del ayuntamiento hace que la obra quede sin terminar.
Los trabajos en esta zona cesaron durante siglos hasta que, en 1912, durante el reinado de Alfonso XIII, las murallas en los alrededores de la puerta desaparecen. Algunos años después, concretamente en 1928 será cuando decoremos la parte interior de la puerta siguiendo el mismo patrón que en la parte delantera. El mandato vendría por parte del alcalde en aquel momento, José Sanz Noguer. A finales de los años 50 se rebaja el nivel del suelo de toda la zona hasta recuperar el nivel original del suelo, oculto por los añadidos realizados a lo largo de los siglos.
A principios de este siglo se lleva a cabo una limpieza de la misma, además de hacerse unas catas arqueológicas para un estudio en profundidad de la zona. Sera en 2005 cuando se comiencen unas obras de remodelación completa de la puerta del puente. Estas estarán dirigidas por el arquitecto cordobés Juan Cuenca Montilla. Estos trabajos terminaran unos dos años después. El monumento reabre como un espacio musealizado y un precioso mirador en dirección al rio. En el año 2011 procederíamos también a la remodelación del entorno de la puerta del puente.
A nosotros nos pasa desapercibida muchas veces cuando pasamos por delante de ella, pero desde 1931 tiene la categoría de bien de interés cultural en la categoría de monumento de manera conjunta con el puente romano y la torre de la Calahorra. Haciendo memoria, es una de las pocas puertas que se nos mantiene en la ciudad junto con la puerta de Almodóvar y con la puerta de Sevilla. A la duda de si existiría alguna construcción aquí antes de la que hay ahora la respuesta es sí, sin duda alguna.
Tanto en época romana como en época musulmana contaríamos con construcciones en esta misma ubicación que tendrían la misma función, ser un punto de acceso a la ciudad. Es más, en época romana uniría el puente romano con la vía augusta, autovía que cruzaba la ciudad. Cada vez que paso por allí y siempre que el tiempo me lo permite, me paro a la leer la inscripción que hay en el lado del puente romano. Esta hace alusión a la visita del rey Felipe II a la ciudad de Córdoba:
“Reinando la sacra católica real majestad del rey Don Felipe nuestro señor segundo de este nombre”
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Poco valoramos los cordobeses el legado romano, ahí empezó la gran Corduba.