Magnífico ejemplo de arquitectura militar medieval encontramos en el Castillo de Castro del Río, encaramado a un cerro rodeado y protegido por un meandro del Río Guadajoz -el Salsum de los romanos-, que atraviesa buena parte de la Campiña central cordobesa regando un valle intensamente poblado desde al menos el Calcolítico y sembrado de oppida protohistóricos como lo fue también el propio Castro del Río. La fortaleza medieval, cuya recuperación está por fin en marcha, se encuentra muy deteriorada y cuenta con diversas reconstrucciones, aunque conserva bastante bien su estructura primitiva. Además, su situación junto al camino que comunica históricamente Córdoba con Granada y el Mediterráneo hace que la plaza haya tenido un destacado papel estratégico en el transcurso de los siglos.
Probablemente tengamos que remontarnos al Calcolítico para encontrar el origen de la población de Castro, si bien es conocida la ocupación humana de distintos puntos en la ribera del Guadajoz desde el Paleolítico. Ese primer poblado quedaría consolidado durante la Edad del Bronce y atendería a un importante desarrollo urbano en momentos protohistóricos con la conformación de un oppidum -poblado fortificado de la Edad del Hierro- tal y como fue común en toda la zona, de tierras fértiles que atienden en estos momentos a un pronunciado aprovechamiento de los recursos agrícolas, sin olvidar el desarrollo de la metalurgia y el comercio de los minerales de Sierra Morena. Esa primigenia fortificación sería el origen del recinto defensivo posterior pero también del planteamiento urbanístico de lo que conocemos como Barrio de la Villa.
No conocemos aun con seguridad si en tiempos romanos fue Castra Postumiana, Soricaria o Castra Iulia. Tal vez ninguna de ellas, lo que sí es seguro es que durante la Campaña de Munda fue testigo cercano del desarrollo de las operaciones bélicas tras la Toma de Ategua por parte de César -y su aclamación como Imperator– y la Batalla de Soricaria previa al encuentro definitivo en Munda. Ya en tiempos de Al-Ándalus será conocida como Qasruh, tal y como la denomina Al-Idrisi en el siglo XII. Precisamente en esa centuria se lleva a cabo una importante reconstrucción de la fortaleza al quedar la plaza como importante punto fronterizo, aspecto que tomará mayor importancia si cabe con su conquista pactada con los almohades por Fernando III en 1241, que donará primero parte de la villa a don Alfonso Téllez pero que confirmará en 1245 su jurisdicción al Concejo de Córdoba.
Casi un siglo después, en 1332, Castro del Río será cercada y asediada por el rey granadino Muhammad IV, que casi llega a tomarla si no es por la ayuda prestada en su defensa por Martín Alonso, hijo de Alfonso Fernández de Córdoba. Más tarde, durante el reinado de Enrique IV, el Señor de Palma don Luis Portocarrero conquista por las armas la villa y su castillo, situación que será revocada por el rey. Ya en 1569 los Marqueses de Priego compran la Villa de Castro, que vuelve a la corona por Decreto de Fernando VI.
El castillo, situado en la cota más alta, está construido a base de mampuesto y tapial y se une a la muralla que rodea por completo la primitiva villa hasta con cuarenta torreones, defendiendo la única puerta que tenía, la de Martos, de época andalusí. La fortaleza principal presenta planta casi cuadrada, con torres en las esquinas unidas por murallas con adarve superior. Conserva bien su amplia Plaza de Armas, la Torre del Homenaje, que protegía el acceso a dicho espacio y se encuentra en proceso de recuperación, algunas mazmorras y aljibes.
Más información sobre los Castillos cordobeses:
- Castillo de Belacázar
- Castillo de Espejo
- Castillo de Almodóvar del Río
- Castillo de Luque
- Lucena, el Castillo del Moral
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