Situada allí donde la Provincia de Córdoba limita con el territorio de las provincias de Granada y Jaén, la privilegiada localización de Priego de Córdoba, en el corazón de la Subbética, allí donde ésta se abre al Valle de Guadalquivir, ha hecho de Priego un punto obligado de paso para los grupos humanos de esta zona desde hace más de 30.000 años.
Fundada en torno al siglo VIII por tropas egipcias del Califato Omeya de Damasco bajo el nombre de Medina Bahiga, la ciudad fue testigo de primera mano de las luchas entre el Reino de Castilla y el nazarí Reino de Granada y cuenta con un extenso y variado patrimonio histórico y cultural del que destaca, quizás, el barroco siglo XVIII.
Nos centraremos hoy en una de las piezas más eminentes de esta época, y quizás, la más conocida de la ciudad de Priego de Córdoba: La Fuente del Rey.
Situada en el parque que lleva su nombre, a los pies de la Fuente de la Salud, que custodia una imagen de la Virgen de la Cabeza allí donde se dice que Alfonso XI decidió situar su campamento, la Fuente del Rey es el segundo y definitivo intento de canalizar las aguas provenientes del Manantial de la Salud que abastece ambas fuentes. Finalizada en 1803 de la mano del diseño del escultor prieguense Remigio del Mármol, es el fruto de diferentes reformas comenzadas en el siglo XVI.
La fuente, de grandes dimensiones, cuenta con un total de 139 caños de agua que se reparten a lo largo de las blancas paredes lisas de los característicos contornos curvos de los tres estanques escalonados que la conforman Estos caños se pueden dividir en dos grupos, los caños de la parte superior, decorados con máscaras fantasmagóricas, y los de la parte inferior, decorados con detalles florales idénticos.
De los tres estanques, destaca sin duda alguna el central. De mayores dimensiones que los otros dos. Está dominado por una escultura del propio Remigio del Mármol que representa a Neptuno, dios romano de las aguas y los mares que, acompañado por su consorte Anfítitre, porta en sus manos el tridente con el que gobernaba las aguas, mientras viajan sobre un carro tirado por dos hipocampos.
El estanque superior de la fuente es mucho más modesto y se encuentra presidido por una escultura, obra de juventud de José Alvarez Cubero. Esta obra representa a un león que lucha contra una serpiente que trata de enroscarse en las patas traseras del león que sujeta su cabeza con su poderosa zarpa, listo para darle el golpe de gracia.
El último de los tres estanques es el más sencillo. Al contrario que los otros dos, carece es una escultura central, en cuyo lugar se encuentra un pequeño surtidor de mármol que deja la presidencia del estanque al conocido como el Mascarón del clero, un gran máscara de cuya frente surge un gran caño de agua, siendo la boca de esta máscara el lugar por el que el agua abandona la fuente.
[magicactionbox id=”11191036″]
Una maravilla!!!
Grande cordoba y los cordobeses.
Preciosa fuente