Hoy nos trasladamos a las Sierras Subbéticas para visitar Almedinilla, población cordobesa que cuenta con un riquísimo Patrimonio Histórico, Artístico y Arqueológico y es ejemplo de implicación en la puesta en valor de ese rico legado como recurso vital para su presente y su futuro. Allí encontramos yacimientos arqueológicos de primer orden, como la villa romana de El Ruedo o el poblado íbero del Cerro de la Cruz. Cuenta además con el Museo Histórico Arqueológico de Almedinilla, donde se dedican distintos espacios a los yacimientos mencionados destacando la magnífica colección de estatuaria romana hallada en El Ruedo. Son atractivos más que sobrados para recomendar su visita, a menudo complementados por programas de difusión y recreación histórica.
Sucesivas intervenciones arqueológicas documentaron en las cercanías de la población un yacimiento en el que se conserva una lujosa villa romana, excavándose tanto su parte habitable o pars urbana como su zona destinada a las tareas agrícolas o pars rustica. Pudo documentarse igualmente una necrópolis de inhumación con tumbas individuales y múltiples cubiertas con lajas de piedra, que se encuadran en la fase final de la cultura hispano-romana, con una ocupación desde el siglo III al VII.
La villa presenta hasta cuatro fases constructivas, abarcando desde el siglo I d.C. hasta su abandono en el siglo VII. De su pars urbana destacan un magnífico peristilo con galería sostenida por columnas, que se transformará posteriormente con un estanque. También un lujoso ninfeo, formado por un depósito de agua revestido de opus signinum -un mortero impermeable- y una rampa revestida por losas de mármol blanco, flanqueada por dos columnas de mármol y con muros laterales decorados con pinturas de carácter arquitectónico. Asociado al ninfeo, se construye una estructura ultrasemicircular de ladrillo recubierto de opus signinum y decorado imitando el mármol moteado. Se trata de un stibadium o triclinio circular transformado en fuente, para lo cual se colocan tuberías de plomo que conectan también con el ninfeo y la fuente central del peristilo. Se decoran algunas zonas de los muros con pinturas polícromas de motivos arquitectónicos sobre estuco. Destacar por último la decoración musivaria y pictórica de todas las habitaciones que abren al peristilo, en los sectores central y occidental de la villa.
Sobre un cerro elevado de evidente valor estratégico se asienta un poblado a finales del siglo V o comienzos del IV a.C. que será destruido a finales del siglo II a.C. Se trata del yacimiento bastetano del Cerro de la Cruz, a las afueras de Almedinilla. No se conoce al completo su compleja trama urbanística, pero sí importantes detalles de algunas de sus zonas. Destaca por ejemplo, en un sector excavado de la cara sur, una trama adaptada a la ladera del cerro a base de escalones excavados en la roca, comunicando las calles concéntricas resultantes mediante rampas. Las casas de planta cuadrangular se construyen con dos alturas, zócalo de piedra directamente asentado sobre la roca y alzados de adobes y tapial. Los suelos, aunque variados, se hacen de tierra apisonada en general y las cubiertas, de troncos y ramas impermeabilizadas con barro.
Aunque no conocemos bien aspectos como su posible amurallamiento, accesos o circulación de aguas, los trabajos dirigidos por el profesor Vaquerizo sí nos ilustran bien sobre el ambiente doméstico que debió existir en estas viviendas. Su planta baja, dotada de un banco lateral corrido al pie de las paredes se destina a almacén y a trabajos artesanales. La superior parece destinarse a lugar de habitación. Se ha documentado la existencia de alfares, telares y aperos de labranza como muestra de las diferentes actividades a las que se dedicaban estas gentes y sus modos de vida.
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