Para poder realizar un análisis concienzudo de las Iglesias Fernandinas de Córdoba, pensamos que debemos remontarnos uno años atrás de su planteamiento y realización, antes incluso de la conquista de la ciudad en 1236 por parte de Fernando III el Santo.
Después de la Conquista en 1236, por Fernando III el Santo, hubo una redistribución urbanística en la que se delimitó la ciudad en dos barrios.
A unos cinco kilómetros de Santa Elena, uno de los pueblos más septentrionales de la provincia de Jaén, junto al paso de Despeñaperros, existe un amplio paraje donde los restos de armas antiguas son tan abundantes que durante siglos han surtido a los campesinos de la comarca del hierro necesario para la fabricación de sus herramientas. Éste no es otro que el campo de Batalla de las Navas de Tolosa.
La importante victoria que los cristianos obtuvieron sobre el ejército almohade de Mohamed al-Nasir en Julio de 1212, supuso el principio del fin de la ocupación árabe en la península. Fueron menos las dificultades que los monarcas cristianos tuvieron que solventar desde entonces, conquistándose ciudades como Jaén, Córdoba o Sevilla en un período de tiempo relativamente corto, que ocupa el reinado de Fernando III el Santo. La ciudad que más resistió fue Granada, que cayó en manos de los Reyes Católicos, quienes, curiosamente, dirigían las campañas desde un edificio emblemático de nuestra ciudad y al que dan nombre, el Alcázar de los Reyes Cristianos.
Cada barrio estaba dividido a su vez en siete collaciones, y en cada una se construyó una iglesia, son las llamadas iglesias fernandinas.
Tras la conquista de Córdoba en 1236, después de firmar la capitulación, la fama de su riqueza y fértil agricultura se extendió por toda España poblándose rápidamente con gentes de todas partes que llegaron a la ciudad en masa hasta el punto que había más habitantes que casas.
La redistribución urbanística cambió considerablemente la fisonomía de la antigua capital califal, en la que Alfonso XI erigió el Alcázar para tenerlo como residencia palatina, mientras que Enrique II de Trastámara reforzó las defensas con torres como las de la Calahorra o la Malmuerta, intentando evitar así el peligro que aún representaban las incursiones de los musulmanes del Sur.
La ciudad califal estaba claramente delimitada por dos grandes barrios, la Villa y la Axerquía, disposición que se mantendría hasta la Edad Moderna. El primero ocupaba, aproximadamente, el perímetro de la antigua ciudad romana, mientras que el segundo se extendía hacia el Este. Fernando III el Santo dividió cada barrio en siete collaciones, y en cada una de ellas se construyó una iglesia, que ejercía de centro religioso y administrativo de las mismas. Por otro lado, estas “iglesias fernandinas” fueron levantadas en lugares estratégicos, en muchos casos donde la densidad de población era escasa, en un intento de distribuirla lo más proporcionadamente posible. Las iglesias daban nombre al barrio, a la collación, y de manera frecuente el urbanismo giraba en torno a las mismas.
A continuación hemos elaborado un pequeño análisis de las llamadas Iglesias Fernandinas que hemos conservado restos, doce en total, y las hemos agrupado en tres itinerarios distintos, sin seguir un patrón concreto más que la proximidad entre ambas, con el fin de que el turista pueda visitarlas, en el caso de esta posibilidad exista, con las máximas garantías y comodidad.
Hay dos casos de Iglesias Fernandinas a los que nos gustaría referirnos. El primero de ellos es la Iglesia de Santa María Magdalena, perteneciente al “Itinerario de la Axerquía II”, un templo cerrado al culto desde principios del siglo XX; gestionada por la entidad bancaria Cajasur, en ella se celebran a menudo actos culturales como conciertos de música clásica o exposiciones, por lo que se encuentra cerrada al turismo. El segundo caso es de la Iglesia de Santo Domingo de Silos, perteneciente al “Itinerario de la Villa”, iglesia de la que apenas conservamos sus estructuras y la torre, que no es medieval; en la actualidad, el edificio es sede del Archivo Histórico Provincial de Córdoba por lo que, como en el caso anterior, se encuentra cerrado al turismo.
Si desea conocer las Iglesias Fernandinas no dude en contratar alguna de nuestras visitas guiadas. Somos expertos en la interpretación del patrimonio histórico cordobés. Si ha elegido hacer turismo en Córdoba, elija una opción de calidad, elija ArtenCórdoba.
Texto: J.A.S.C.
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