Iglesia de Santiago: El Edificio.

La Iglesia de Santiago presenta una planta de tres naves, siendo la central más alta y ancha que las laterales. La cabecera está compuesta por tres ábsides poligonales, el central se manifiesta al exterior de idéntica forma, estando reforzado con contrafuertes, mientras que los laterales son rectos, como hemos podido apreciar igualmente en la vecina Iglesia de San Pedro.

Las naves se comunican entre sí por tres grandes arcos de medio punto, sustentados por pilastras adosadas a pilares. Sobre los arcos, se halla una cornisa que recorre la totalidad de la nave central, inclusive el ábside que la cierra. Más arriba, encontramos el característico muro armado, que alberga en su interior tres arcos apuntados cegados que corresponden con los de medio punto antes citados. En su interior, unos pequeños vanos de luz coronados por unos arquillos también de medio punto, se encargan de iluminar la nave. El muro armado es el encargado de sostener la techumbre de madera.

Conforme se entra en la Iglesia de Santiago la vista impresiona, debido a la limpieza de formas y al blanco predominante en el templo. No es una nave de gran tamaño, de hecho, le resta bastante espacio el coro situado a los pies.

La Nave del Evangelio es de planta irregular, puesto que sus dos primeros tramos son más estrechos debido, sobre todo, a la presencia del antiguo alminar. Lo que nos ha llegado de éste es el actual cuerpo de la espadaña, a la que se accede por medio de una escalera de caracol. Desde el interior se puede apreciar un ventanal bíforo, compuesto por dos arcos de herradura sostenidos por una columnilla de sección poligonal. Por otro lado, a los pies de esta misma nave se conservan dos capiteles originales del siglo XIII. La cubrición se realiza por medio de una techumbre de madera inclinada a modo de tejado a un agua, sustituyendo a las primitivas bóvedas de crucería gótica.

La Nave de la Epístola sí conserva las bóvedas de crucería, pero en este caso muy restauradas. De ella parten las actuales dependencias de la parroquia, que comentaremos en el apartado concerniente a capillas y altares de esta misma sección.

El ábside de la Epístola es el único que conserva su aspecto original, está cubierto por una bóveda de crucería gótica con espinazo, y posee la peculiaridad de que el único soporte que se emplea es la columna, a diferencia de otros ejemplos de nuestra ciudad. Destaca el empleo del espinazo, de marcada tradición burgalesa, decorado en zig-zag, así como las claves de los arcos ornamentadas con varios motivos florales.

La fachada lateral no es medieval, consta de una triple arcada que da paso a una especie de vestíbulo, que alberga la puerta adintelada, realizada en el siglo XIX, que da acceso al interior del templo. Con el tiempo, la Iglesia de Santiago ha podido ser testigo de cómo las casas del barrio se acercaban cada vez más, hasta el punto de parecer un inmueble más de la Calle Agustín Moreno.

La portada medieval, situada en la estrechísima Calle Ronquillo Briceño, apenas podemos apreciarla con comodidad, pues carecemos del ángulo necesario. Su parecido con la portada de la Iglesia de San Miguel es más que notable, mostrándonos un arco apuntado con arquivolta moldurada y extradós decorado con puntas de diamante. Sobre el vano de acceso se alza un pequeño tejaroz sustentado por modillones de rollos.

Si se pregunta qué visitar en Córdoba, una buena opción serían las Iglesias Fernandinas, eligiendo una de nuestras visitas guiadas. De este modo podrá conocerlo todo sobre la Iglesia de Santiago. Apostar por hacer turismo de calidad es hacerlo por ArtenCórdoba.

Texto: J.A.S.C.