Bajamos unos metros por la Calle Maese Luis, ya casi al final, para recalar en el número 22, donde nos recibe María Luisa García, una artista de la cerámica que instaló su taller en esta casa a finales de la pasada centuria, junto a su marido Juan Antonio.

Según nos cuenta María Luisa, se trata de una casa “con mucha historia“, de hecho se conserva la primera escritura de venta, fechada en 1803. Al parecer, nos dice, que perteneció al mayorazgo de la Duquesa de Alcañices y que, en tiempos de la República, fue sede del periódico “El Sur“, cuyo director era íntimo amigo del poeta Federico García Lorca, con quien disfrutaba de largas charlas en este mismo patio.

Antes de entrar podríamos destacar el color rojizo de su fachada, con dinteles de piedra caliza y balcones llenos de gitanillas. Accedemos al patio por una artística cancela de forja, del siglo XIX nos comenta nuestra anfitriona, y la cual nos conduce a un pórtico de entrada. Sobre este pórtico hay una galería superior sostenida por columnas estriadas con sus respectivos capiteles, todos ellos de hierro fundido y color verde oscuro, al igual que algunas de sus puertas y ventanas.

Sobre la galería nos encontramos con un torreón, con ventanas de medio punto y celosías de color azul. Antiguamente cumplía las funciones de almacenamiento del grano y de secadero de alimentos. El suelo es de pavimento hidráulico, también perteneciente al siglo XIX, de color pardo. “Cuando ese torreón está lleno de gitanillas moradas, en contraste con el azul añil de las celosías, se convierte en una de las estancias más bonitas de la casa“, añade María Luisa.

Podemos distinguir un gran número de plantas repartidas por todo el Patio de la Calle Maese Luis, incluso la gran cristalera frontal está repleta de macetas marrones con flores de gran colorido, donde destaca el gran ficus del centro, y también el jazmín, la aralia, las begonias, los helechos, los geranios, las hortensias y los papiros, entre otras. María Luisa nos comenta que todos los años proyecta sobre el papel la futura disposición de las flores, jugando con las tonalidades y las especies. Una labor ardua, pero reconfortante sin duda.

Además nos llama la atención el tipo de macetas alargadas, poco común en los demás patios, que portan plantas bastante frondosas, y que podemos ver en la parte inferior de la pared y que rodean un azulejo que representa a “San Francisco con el Niño Jesús“.

Han sido numerosos los premios recibidos a lo largo de los años, destacando el primer premio de 2011, o los terceros de 2012 y 2013, o la mención de honor de 2005.

Si no tiene claro qué hacer en Córdoba, le recomendamos visitar los Patios de Córdoba contratando una de nuestras visitas guiadas. Allí dedicaremos un capítulo especial al Patio de la Calle Maese Luis, 22. Elija hacer turismo de calidad con personal cualificado, no lo dude, ArtenCórdoba es la mejor opción.

Texto: J.A.S.C.