Esta semana continúo con la procesión del Corpus, una celebración que ha cambiado a lo largo de los siglos y que tuvo en los siglo XV a XVII sus manifestaciones más espectaculares, con tradiciones hoy desaparecidas.
Desde el siglo XV está constatada la celebración de la Fiesta de la Eucaristía con la procesión de la Sagrada Forma en una custodia. Esta se desarrollaba con gran pompa y boato en el que toda la ciudad se implicaba decorando las calles por donde pasaba la procesión. La participación vecinal se incentivó con un premio a la mejor instalación, fuera esta altar, fachada, arco, fuente, etc. Por su parte, los gremios decoraban las calles propiamente dichas, especialmente las calles San Fernando y Diario Córdoba -antiguas Librerías y de la Feria respectivamente-, que lucían colgaduras para la ocasión.
El paso de la procesión se acompaña con danzas y escenificaciones, algunas de carácter sacro y otras simbólicas.
El Corpus de 1570 fue especialmente brillante, debido a la presencia de Felipe II, que acompañó al cortejo durante todo el recorrido. Éste partía de la Catedral hacia la calles San Fernando y Diario Córdoba -antigua de la Feria-, hacia Capitulares -plaza del Salvador-, subido por Alfonso XIII -Zapatería- y por María Cristina -calle del Arco Real-, hacia la plaza de la Compañía y regreso a la Catedral. En el cortejo y participaban las cofradías con sus estandartes, el clero, las 14 parroquias con sus respectivas cruces, el clero catedralicio, la representación del Santo Oficio -esto es, la Inquisición- y finalmente, nobles cordobeses. La custodia cerraba el cortejo, con los niños del Coro de la Catedral -los seises- que iban cantando y bailando.
A grandes rasgos, este tipo de celebración se realiza desde los siglos XVI a XVIII, si bien para este último siglo las danzas van desapareciendo. Finalmente, en el XIX se pierde también la costumbre de engalanar las calles, a excepción del altar del Ayuntamiento
El Corpus siempre se celebró el jueves, a la caída de la tarde, como ya queda dicho en el arterior artículo. Durante la época franquista, tuvo carácter de fiesta nacional y por tanto era festivo. Pero en 1990 se firma el decreto en el que quedan fijados los días festivos nacionales y el Jueves del Corpus deja de serlo. Quedó en manos de las Comunidades Autónomas o localidades que lo fuera; Toledo es un ejemplo de ello. Por la gran tradición existente en la ciudad, ha mantenido la festividad el jueves, fecha en que procesiona la Custodia, también obra de Enrique de Arfe. Otras, como Madrid, la festividad varía de unos años a otros. En el caso de Córdoba, se perdió el día y se pasó al domingo siguiente al jueves.
La celebración de la procesión el jueves es muy curioso, ya que durante el siglo XX existió otra procesión del Corpus, hoy olvidada en la capital, precisamente ese domingo siguiente a la Festividad del Cuerpo de Cristo. Se trata del Corpus Chiquito. Lo organizada la orden dominica que procesionaba su custodia de asiento, una pieza interesante realizada en plata y de un tamaño aproximado de metro y medio.
La procesión también se realizaba por la tarde y recorría las calles del entorno del convento de San Agustín y la parroquia de Santa Marina, situandose altares en la Piedra Escrita, la iglesia de Santa Marina y las plazas de don Gome y San Agustín. A la llegada de la procesión a estos, se cantaba y rezaba. Sin el boato que comentamos antes, los vecinos engalanaban sus fachadas con mantones de manila, colchas o tapetes bordados, y arrojaban pétalos de rosa al paso del Santísimo Sacramento.
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Historiadora del arte e Intérprete del Patrimonio
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