Nuevas investigaciones llevadas a cabo por la Universidad Carlos III de Madrid han sacado a la luz nuevas conclusiones acerca del cometido de los mosaicos romanos, tales como ahuyentar la mala suerte o el mal de ojo, entre otros. Ya en la antigua Grecia se hablaba del mal de ojo y, entre otros, se ponía en la frente de los jóvenes barro o cieno para protegerlos contra ese fenómeno.
De este modo, el mosaico deja de ser solo una obra de arte y se convierten ahora en una fuente documental para el análisis de su historia que revela la visión que los ciudadanos romanos más poderosos tenían sobre estos temas, ya que eran las personas pertenecientes a las esferas más altas de la sociedad quienes los encargaban para pavimentar sus casas.
Es habitual encontrar escenas sobre el matrimonio, los sacrificios o escenas contra el mal de ojo. Estos mosaicos pues, tenían la función de alejar a los malos espíritus siendo de esta forma un mecanismo de defensa humano.
Para protegerse del mal de ojo representan un ojo atravesado por una lanza y rodeado de animales. Para disuadir a los envidiosos, en los vestíbulos de las casas se situaban imágenes de personajes de la mitología con falos prominentes, entre otros.
Un hecho que se ha considerado como fundamental es que se ha constatado que estos temas no se circunscriben a una época determinada, si no que están documentados a lo largo de toda la historia del Imperio Romano.
Así pues, se constata que los ciudadanos romanos vivían preocupados por estos temas de contenido esotérico, unos temores que en la sociedad actual no han desaparecido ni mucho menos. Es habitual ver cómo hay personas que portan, entre otros el famoso ojo, el cual, se piensa que protege frente al mal de ojo, un amuleto que procede del ojo de Horus y que ya en el Antiguo Egipto se usaba con este cometido.
[magicactionbox id=”11191036″]
0 comentarios