Las líneas de hoy van dirigidas a otro de los personajes de los que debemos hablar en este blog, pero que no han tenido la suerte de nacer en nuestra bella ciudad. Se trata ni más ni menos que del cardenal Fray Pedro de Salazar y Toledo o también conocido en la documentación como Pedro de Salazar Gutiérrez de Toledo. Nacerá en Málaga el 11 de abril de 1630. A lo largo de su vida desempeñó los cargos de obispo de Salamanca y en Córdoba fue obispo también para convertirse posteriormente en cardenal.Nació en el seno de una familia con posibles. Sus padres fueron Nicolás de Salazar y Manuel Gutiérrez de Toledo. Su formación se llevó a cabo en la universidad de Salamanca. Mientras estudiaba en Salamanca procedió a su ingreso en la orden de los mercedarios. Sus estudios se centralizaron en la teología. Cuando acabó, volvió a Andalucía para desempeñar el cargo de rector de Artes en la ciudad de Jaén. Esta no sería la única ocasión en la que trabajaría como rector, también lo fue en Málaga y en Sevilla, pero de Teología. En Sevilla fue nombrado regente de estudios, comendador, secretario general y finalmente general de la orden en 1670. Este último fue un cargo que desempeñó hasta 1676. Ese mismo año se encargó de fundar el Convento de religiosas mercedarias de San Fernando, ubicado en Madrid.
Fue el predicador del rey Felipe IV designado por el mismo monarca, tarea que continuó con el hijo de este, Carlos II. También desempeño labores como consultor de la Inquisición. En el año de 1680 es nombrado obispo de Salamanca y meses más tarde lo será también de la capilla Real de Madrid. En 1686 se procede a su traslado a la diócesis de Córdoba. Algunos meses después, el 2 de septiembre de ese mismo año, se convertirá en Cardenal de la mano de Inocencio XI. Este le otorgara el título de Cardenal de la Santa Cruz de Jerusalén.
Traslada su residencia a Roma, donde vivirá entre 1689 y 1692. En ese tiempo, asistirá a los conclaves de donde salieron elegidos los papas Alejandro VIII e Inocencio XII. En su haber se debe remarcar la creación del Hospital de Agudos de la ciudad de Córdoba, hoy convertido en la Facultad de Filosofía y Letras de la ciudad además de auspiciar la creación del Convento de la Merced. En su relación con nuestra ciudad cabe destacar el apoyo que brindo al padre Cristóbal de Santa Catalina y a toda la labor que este último llevó a cabo. De hecho, tras morir este, el Cardenal Salazar secundo la petición del Cabildo para beatificar al padre Cristóbal.
Falleció en Córdoba el 14 de agosto de 1706 y fue enterrado en la Capilla de Santa Teresa de la Catedral, la cual el mismo había fundado en 1697. Una de las grandes empresas que llevó a cabo en la ciudad fue la capilla donde se encuentran sus restos mortales. Quería que esta capilla funcionara como una sacristía apropiada para la Mezquita-Catedral de Córdoba y decidió construirla al lado del antiguo mihrab. La cuestión es que la magnitud del proyecto era tal que no solo funcionaria como sacristía, si no que además sería una capilla, donde descansarían sus restos mortales y los de sus familiares.
El sepulcro se encuentra en una de las esquinas de la capilla. Fue realizado con mármol negro y blanco. En la parte más alta nos encontramos con la figura orante del cardenal bajo un dosel sostenido por querubines. Su construcción se finalizará entre los años 1709 y 1710 y serán tres los artífices: Teodosio Sánchez de Rueda, Juan Prieto y Domingo Lemico. En cambio, la cabeza del diseño de la capilla al completo será Francisco Hurtado Izquierdo. Dentro de la composición de la tumba se añade también su escudo cardenalicio.
Como personaje en la sociedad del momento se deben reseñar sus inquietudes, las cuales ejemplificaban todo lo que significaba la iglesia en aquel momento dentro y fuera de Córdoba. Pero su mayor logro fue la construcción del Hospital de Agudos que ya nombrábamos anteriormente. Es cierto que, en un primer momento, el cardenal Salazar lo que quería fundar era un colegio. Este colegio estaría destinado a acoger a niño pobres para enseñarles a cantar y a tocar instrumentos y así dotar a la catedral de una capilla de música. Para ello adquirió el espacio que había frente a la iglesia de San Pedro de Alcántara y los trabajos comenzarían en 1701.
En aquel momento se reunieron con él el cabildo eclesiástico y Fray Francisco de Posadas. Este último se encontraba en medio de la tarea de trasladar el hospital de San Jacinto a un edificio mayor. Pero en vez de eso, ambos se reunieron con el cardenal Salazar y le pidieron que, en vez del colegio, fundara un hospital general en el que poder acoger a los enfermos agudos ya que las instalaciones que había en la ciudad eran insuficientes para ellos. El cardenal acogió la sugerencia de buen grado y aprobó el ampliar el espacio para contar con las infraestructuras necesarias y cambiar totalmente la distribución de la construcción.
No pudo ver su proyecto terminado ya que murió antes de acabarlo. En su testamento nombra como albacea al Padre Posadas y como administrador del futuro hospital a su sobrino Pedro Salazar y Góngora quien desempeño su cargo sabiamente y nunca dejo de proteger el proyecto comenzado por su tío.[magicactionbox id=”11191036″]
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