A lo largo de los siglos, Córdoba no solo ha sido testigo de importantes acontecimientos que han marcado la Historia de nuestro país, sino igualmente de pequeñas historias de amor, desamor y deseo. Algunas han tenido lugar en los rincones más famosos de la ciudad; y otras han sido protagonizadas por cordobeses ilustres.
Las historias de la Malmuerta
Más cercana al campo de la leyenda que al de la realidad histórica, se encuentra la razón de ser del nombre de la torre albarrana de la “Malmuerta”. Según estas “historias”, la torre fue construida como desagravio por varios crímenes originados en los celos. Existen dos versiones diferentes sobre el tema: Fernando Alfonso de Córdoba, caballero Veinticuatro de la ciudad, asesinó a su esposa, Beatriz de Hinestrosa, y a Jorge de Córdoba y Solier, su posible amante. En la segunda versión, fue el viejo Gómez de Figueroa quien mató a su joven esposa, Clara de Herrera pensando que le era infiel. Todo parecía indicar que se había equivocado y que ella jamás lo había engañado; ella, por lo tanto, habría sido “mal muerta”; de ahí el nombre.
Isabel y Fernando
Más allá de lo que pueda mostrar la serie de RTVE “Isabel”, los Reyes Católicos pasaron, casi de forma ininterrumpida, los ocho últimos años antes de la toma de Granada (1492) en lo que hoy conocemos como el Alcázar de los Reyes Cristianos. Aquí nació María, la cuarta hija del matrimonio. Las infidelidades entre ambos cónyuges son de dominio público. La amante más conocida de Fernando fue la catalana Aldonza Ruiz de Iborra, pero se me hace difícil pensar que el rey no se fijara en los encantos de las bellas cordobesas de la corte.
Cristóbal Colón y la joven Beatriz
Cristóbal Colón llegó a Córdoba persiguiendo su sueño de encontrar un camino más rápido hacia las Indias orientales. Siendo viudo, cayó rendido a los encantos de una joven de 20 años, nacida en Santa María de Trasierra, llamada Beatriz Enríquez de Arana. Aunque nunca se casaron, ni vivieron juntos (Colón residía en el monasterio de la Merced, hoy Diputación provincial), tuvieron un hijo llamado Hernando (o Fernando) que siguió los pasos de su padre surcando los mares.
El gran conquistador cordobés
Gonzalo Fernández de Córdoba, más conocido como “el Gran Capitán” tuvo romances con las más altas nobles de la época. A sus pies cayeron rendidas, entre otras, Juana de Aragón, hermana de Fernando el Católico y reina de Nápoles tras casarse, muy joven, con su casi anciano primo Ferrante; Sancha de Aragón, hija ilegítima de Alfonso II de Nápoles y esposa del Jofré Borgia (hijo ilegítimo del Papa Alejandro VI); o la princesa de Esquilache. Mientras tanto, en la corte, su esposa María vivía con prudencia los escarceos de su marido.
El obispo Leopoldo de Austria
Leopoldo de Austria, obispo de Córdoba entre 1541 y 1557, era el hijo ilegítimo de Maximiliano, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y tío del rey Carlos I de España. Como la mayor parte de bastardos nobles de la época, fue obligado a hacer carrera eclesiástica por lo que no llevaba demasiado bien el tema del celibato. Con una tal Catalina Espert de Ponce tuvo un hijo, Maximiano, que a la postre fue obispo de Cádiz, Segovia y Santiago.
Todo parece indicar que el prelado se mandó hacer un pasadizo entre sus estancias del palacio episcopal y el hogar de una de sus amantes, una tal señora Ferrer, que viviría enfrente (quizás en la actual Casa de las Pavas).
Manolete y Lupe Sino
Un amor frustrado por la tragedia fue el de Manolete, cuarto Califa del toreo, y la castellana Antonia Bronchalo Lopesino, más conocida como Lupe Sino. Desde que se conocieron, en un bar de Madrid, eran inseparables. Sin embargo, el ansia de fortuna y el gusto por las fiestas y el dinero le granjearon la enemistad de doña Angustias (la madre de Manolete) y los amigos del torero; la tachaban de “cazafortunas”. Tal fue la situación que cuando el maestro estaba en su lecho de muerte, no la dejaron acercarse a darle un último beso de despedida por temor a que se pudieran casar in articulo mortis y ella heredara toda la fortuna de Manolete.
Como pueden comprobar, la ciudad y sus habitantes han protagonizado apasionadas historias de amor y desamor.
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