Con la última entrada di por terminada mi pequeña revisión a algunas de las modelos que pasaron por el taller del pintor cordobés. Abro ahora un nuevo capítulo en el que quiero hablar de las esculturas dedicadas a personajes insignes que adornan las plazas de nuestra ciudad. Voy a comenzar hablando del autor de todas las obras que he relatado en mis entradas anteriores, Don Julio Romero de Torres. El monumento dedicado a él se encuentra situado en los jardines de la agricultura, aunque se los conoce mas como “El parque de los patos” por el estanque con patos que hay a la entrada.
La escultura del artista está ubicada en la parte más alta del conjunto y en el centro. Aparece representado de pie, junto a él aparece Pacheco, su perro. Pacheco era un galgo negro, regalo de unos amigos con los que acudía a un coto de caza de manera regular. Este aparecerá en varios de sus cuadros. La escultura fue realizada por el artista almeriense Juan Cristóbal González Quesada. El monumento será inaugurado en 1940.
Julio Romero nació en Córdoba el 9 de noviembre de 1874 y falleció en Córdoba en 1930. Hijo del también pintor Rafael Romero Barros, quien fue el director del Museo de Bellas Artes. Con él fue con quien Julio Romero comenzó su aprendizaje artístico a la edad de 10 años. Siempre fue una persona ávida de conocimientos, es por eso que conocía ya desde muy joven todos los movimientos artísticos que le rodeaban. A los 16 años pinta su primera obra. Con 21 años participara por primera vez en la exposición Nacional de Madrid. Recibirá una mención especial para su obra “Mira qué bonita era”. Julio Romero participaría también en las ediciones de 1899 y 1904 en las que fue premiado con el tercer puesto.
El cuadro que lo convertirá en un pintor famoso es el que presentara a la exposición nacional en 1906 y será rechazado, las “Vividoras del amor”. Esta obra se expondrá en el salón de los rechazados lo que hará que este sea más visitado que la exposición nacional. En 1906 se trasladará a Madrid para ampliar sus conocimientos además de viajar por toda Europa. Obtuvo el primer premio en la exposición nacional en 1908 con su cuadro “La musa gitana”. A partir de este momento sólo cosechara éxitos, que encontrarán su punto álgido en la exposición realizada en 1922, en Buenos aires (Argentina).
En 1930 el artista cordobés regresara a su ciudad natal, a la que nunca abandonó del todo porque en multitud de ocasiones aparecía en sus cuadros, para así poder descansar de la dolencia hepática que lo aquejaba. Allí pintó su última obra y la más conocida “La chiquita piconera”. El considerado pintor de la mujer morena, tal y como reza la canción, falleció un 10 de mayo, tras haber terminado esta última obra. Las muestras de duelo fueron muy intensas tanto por parte de las familias más nobles como de la gente más humilde, lo que reflejó de manera clara el afecto que la ciudad le tenía.
Si quieres saber más sobre el pintor y sus musas pincha en los siguientes artículos:
- La mujer tras la Chiquita Piconera: Mª Teresa López González
- Las mujeres y Julio Romero de Torres: Ana López “Carasucia”
- Las mujeres y Julio Romero de Torres: Amalia Fernández Heredia “La gitana” (1ª parte)
- Las mujeres y Julio Romero de Torres: Amalia Fernández Heredia “La gitana” (2ª parte)
- Las mujeres y Julio Romero de Torres: Pastora Imperio
- Las mujeres y Julio Romero de Torres: Encarnación López “La Argentinita”
- Las mujeres y Julio Romero de Torres: Jeanne Roques “La Musidora”
- Las mujeres y Julio Romero de Torres: Dolores Castro Ruiz “Dora la cordobesita”
- Aniversario del Museo Julio Romero de Torres.
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