La semana pasada saltó a los diarios la noticia del posible hallazgo de la almunia de la Arruzafa. Según la arqueóloga Fátima del Castillo, que está a cargo de los trabajos, se trata de restos pertenecientes a edificios cuyas grandes dimensiones han sorprendido, pues no se había encontrado nada de esta envergadura en la zona. Los restos pertenecerían a uno de los extremos de la almunia, y en parte, se trata de un edificio subterráneo, quizá para el almacenamiento.
Pero… ¿qué era la Arruzafa?
Las llamadas almunias fueron fincas de recreo y explotación agropecuaria, muchas de las cuales pertenecieron a los emires y califas cordobeses. Esta, la munya al-Ruṣāfa es la primera que se construye en al-Andalus, y fue obra de Abd al-Rahman I, quien reside en ella hasta su traslado al alcázar andalusí.
Abd al-Rahman fue uno de los dos príncipes que sobrevivieron a la caída del Califato Omeya de Damasco. Mientras su hermano fallece en el camino, el joven Abd al-Rahman consigue llegar al-Andalus y años después, se proclama gobernante del Emirato de Córdoba. La almunia de la Ruṣāfa es la primera de las construcciones de este tipo que se hacen en al-Andalus, importando un modelo de la Siria natal de Abd al-Rahman. No fue lo único que se trajo de allí: la palmera y la granada fueron traídas también desde allí y se aclimataron a España. Sería la Rusafa de Abd al-Rahman la finca donde primero se introdujeron, precisamente en recuerdo de su tierra natal. Y es que las fuentes históricas destacan, junto a la abundancia de agua, la gran variedad de plantas exóticas y la frondosidad de los jardines de la Rusafa.
Poco más sabemos de esta almunia, salvo el nombre de su proyectista, el bereber Razīn al-Burnusī, y los versos que Abd al-Rahmán dedicó a la palmera:
Tú también eres, oh palma
en este suelo extranjera.
Llora, pues, mas siendo muda
¿cómo has de llorar mis penas?
Tú no sientes, cual yo siento
el martirio de la ausencia.
Si tu pudieras sentir
amargo llanto vertieras.
Historiadora del arte e Intérprete del Patrimonio
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