La entrada de blog que nos ocupa hoy se va a dedicar a uno de los monumentos más desconocidos de la ciudad por el que muchos pasan de largo y pocos lo descubren. Se trata de la capilla mudéjar de la iglesia de San Bartolomé. Esta fue declarada Bien de Interés Cultural tal día como hoy hace ochenta y seis años (en 1931). Se encuentra completamente adosada a lo que es el antiguo Hospital del Cardenal Salazar, actual Facultad de Filosofía y Letras.
Consta de dos accesos; uno por la calle Averroes y otro a través de uno de los patios de la Facultad. Este edificio nacerá bajo unas circunstancias muy concretas. En el año 1391 se ordena el repoblamiento del Alcázar Viejo con los judíos que quedaban en la ciudad, por lo que se procede al abandono de la judería. Ante este cambio se busca crear una nueva collación donde antes estuvo el barrio de la judería. Esta nacerá bajo la advocación de San Bartolomé y será nombrada como tal en la documentación existente desde 1410. La consecuencia más lógica es que se creara un nuevo lugar de culto para los nuevos pobladores de esta zona de la ciudad.
Esta construcción seguirá en funcionamiento hasta el siglo XVII pasando por diferentes cambios a lo largo de su historia. Es sin duda uno de los pocos ejemplos del estilo gótico-mudéjar que quedan en pie en la actualidad dentro del patrimonio artístico de la ciudad. Al acceder al conjunto, lo primero que nos encontramos es un pequeño atrio que da acceso a la capilla propiamente hablando. En el descubrimos unas columnas reaprovechadas bastante evidentes, debido probablemente a la premura con la que se lleva a cabo esta construcción.
El principal material constructivo, al igual que los principales edificios de ese periodo de la ciudad, es la piedra arenisca. Al entrar en la capilla podemos ver claramente la cabecera de la misma por estar alzada por encima del nivel del resto de la sala. Hay dos accesos a la misma. El primero es a través del patio que ya hemos descrito, pero hay una segunda puerta la cual probablemente comunicaba con una sacristía.
Lo que hay que destacar también del interior es la profusa decoración de yeserías con claros motivos islámicos, mezclados con la nervadura gótica del techo. En la amplia zona de la yesería proliferan los motivos vegetales, geométricos y epigráficos; muy comunes en el arte islámico, junto con la heráldica. Las lacerias se mezclan con el ataurique, los escudos de la orden de la banda creada por Alfonso IX y las escrituras cúfica y asji con alabanzas a Alá. Se debería destacar también la azulejería, la cual es de un gusto exquisito, pero también es cierto que ha sido el área más restaurada y reestructurada de la construcción. La solería, decorada con motivos medievales, es muy posible que sea original.
Si quieren saber más sobre este y otros monumentos poco conocidos en la ciudad de Córdoba, no duden en visitar nuestra pagina web.
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