La ciudad creada por Abderramán III en el siglo X como centro de poder, causó tal impresión a todos aquellos que en algún momento tuvieron la oportunidad de acercarse a la misma, que no es de extrañar que sobre ella se ciernan numerosas crónicas con cierto toque de leyenda que contribuyeron aún más si cabe a ensalzar tan fastuoso complejo.
Una de las que más llaman la atención, es la que está basada en crónicas de escritores árabes de la época y hace alusión a una fuente de la que brotaba mercurio en una de las dependencias de la ciudad palatina, la cual se identifica con el Salón Rico o de recepciones.
Se poseen tres testimonios acerca de dicha fuente, que a grandes rasgos coinciden entre sí a la hora de describir la estancia en la que se situaba el surtidor de mercurio, reconociendo no solo el lujo del salón en el que se podía contemplar, sino también el deseo de sobrecoger y sorprender a las embajadas que se acercaron hasta Madinat al-Zahra.
Todos lo que allí vivieron algún acto protocolario ante la figura del Califa, se sorprendían al pensar que las paredes del salón estaban completamente cubiertas de piedras preciosas y al mismo tiempo creían que la estancia incluso se movía disponiéndose frente al sol. Este tipo de sensaciones eran creadas gracias al movimiento que algún sirviente le imprimía al mercurio al serle requerido por el propio Califa, movimiento que se combinaba con los rayos del sol para así dejar perplejos y confundidos a los presentes en aquel salón.
Tal vez sea producto de la imaginación de los que hasta la ciudad se acercaron para conocer al señor de la misma o quizás también del ensalzamiento que de la misma hicieron los cronistas árabes para demostrar a todo el mundo conocido las riquezas, no solo de la ciudad palatina si no también del Califato Omeya de Al-Andalus.
Sea como fuere, no se puede desechar la idea de que hubiera algún tipo de artefacto con mercurio para dejar asombrados a propios y a extraños, los textos así lo describen, otra cosa muy distinta es que fueran producto del deseo de crear expectación en torno al centro de poder cordobés.
Si la fuente de mercurio rodeada de figuras de animales que con el mercurio y luz se reflejaban en las paredes de la estancia.
Agradezco que salga este tema en Córdoba. Fueron muchos años de investigación y trabajo de campo, además de todo lo que mi abuelo había investigado y contó a mi padre. Cuando mi padre, Vicente Durán, retomó esta tarea heredada de mi abuelo Antonio Durán, le dedicó años de trabajo a esta investigación fruto de la cual encontró el pasador de Attius Varus que fue y es la prueba de que la batalla de Munda tuvo lugar entre Ecija y Osuna.
Hola, Ángeles. Le escribimos desde la Colección Museográfica de Casariche y nos gustaría contactar con usted para avanzar en una interesante investigación que hemos emprendido. Estamos a su disposición. ¡Saludos!
Agredezco su trabajo pero ¿dónde está la leyenda?