Medina Azahara, como ciudad que era, contó con diversas mezquitas: 3 de ellas eran las llamadas mezquitas de barrio, es decir, pequeñas edificaciones a las que acudirían los fieles para las diversas oraciones diarias. El viernes, no obstante, la población debía acudir a la Mezquita Mayor de la ciudad, conocida como Mezquita del Viernes. Era esta una de las edificaciones más destacadas -si no la que más- de la ciudad.
Medina Azahara se organiza siguiendo un programa en el que predomina la jerarquía; el estar en la falda de Sierra Morena favorecerá la construcción en terrazas en la que cada grupo de edificios se enclava de acuerdo a su posición en la jerarquía del Estado: el nivel más alto, para la Dar al-Mulk, la Casa del Poder, donde habita el califa; el más bajo, para los barrios donde vive la población de la madina; el nivel intermedio, para la burocracia del Estado y el príncipe heredero. En este orden de cosas, la Mezquita Mayor se sitúa a un nivel inferior al del alcázar, pero sobreelevado con respecto al resto de la población. La plataforma creada para nivelar el terreno alcanza hasta 8 metros de altura en la parte sur, haciendo que el edificio domine el entorno en el que se enclava, esto es, la zona urbana de la Medina.
A esto hay que añadir la localización de la misma, al este del alcázar, cerca de los caminos que desde el este y el sur confluían en el pórtico oriental, es decir, la entrada oficial al alcázar. Sería, por tanto, el elemento predominante en la zona urbana.
Otro elemento que la diferencia de su entorno es la orientación. En general, las edificaciones de Medina Azahara están organizadas siguiendo los puntos cardinales; la mezquita, sin embargo, rompe con esto al orientarse al sureste. Baste mencionar la Mezquita de Córdoba, orientada al sur como ejemplo de lo significativo de este hecho. La Mezquita de Medina podría haberse orientado, siendo la masŷid cordobesa, hacia sur. No obstante, rompe con el entorno urbano, dada orientación ortodoxa hacia la Meca. Esto podría ser interpretado en relación al programa de Abd al-Rahmán III de reforzar o legitimar su nueva condición de Califa.
Todos estos factores, junto a los altos muros con contrafuertes coronados de almenas -que le conferían cierto aire de fortaleza- harían de esta construcción, sin duda, un elemento de primer orden en la ciudad.
Pero no será la orientación la única novedad que aporte la mezquita de Medina Azahara. Encontramos en ella otros elementos que posteriormente serán incorporados en la de Córdoba. Uno de ellos será la posición de la torre respecto al patio: integrado en la galería situada frente la sala de oración. El alminar de la Mezquita de Córdoba, siguiendo modelos orientales, tenía su alminar adosado al exterior del muro norte. Años más tarde, cuando Abd al-Rahmán lleve a cabo las obras de consolidación del muro norte de la Sala de Oración de la mezquita de Córdoba y la ampliación del patio, situará su nuevo alminar siguiendo este nuevo modelo, es decir, integrado en la galería norte, sobresaliendo ligeramente con respecto a esta.
Pero, sin duda, el elemento más novedoso que aporta será el doble muro de qibla. El muro de qibla es el que mira directamente a la Meca. Ya hemos visto que esta condición no se cumple en la Mezquita de Córdoba. No obstante, esto no le resta importancia al papel simbólico que tiene. En el muro de qibla se ubica el Mihrab, el punto focal de una mezquita. Hasta ese momento, este mihrab es un nicho que se abre en el centro del muro de qibla, y así era en la mezquita de Córdoba. Ahora, sin embargo, dada la presencia del doble muro de qibla -uno que cierra el exterior y otro que cierra el interior de la sala de oración- queda un espacio entre ambos que hará que el tradicional nicho se convierta en una habitación completa. Es un diseño sin precedentes cuyo máximo exponente será la Mezquita de Córdoba. A tenor de los restos encontrados, la decoración de este espacio será mucho más sencilla que la que posteriormente ornamentará la de al-Hakán II. Pese a ello, su importancia queda manifiesta por su condición de precedente o modelo.
Finalmente, algunos datos para esta construcción: su planta es de 53,74 metros de longitud por 34,03 de latitud; al interior, la sala de Oración quedaba organizada con 5 naves, de tierra apisonada sobre la que se disponían esteras. Es curioso como este dato está contrastado por los arqueólogos, ya que la trama de dichas esteras quedaron impresas en la tierra.
De acuerdo a las fuentes, la mezquita se levantó en sólo 48 días del año 330 de la Hégira., esto es, el 941 de nuestra era. Algunas fuentes apuntan que que los trabajos se concluyeron el 21 de mayo, es decir, tal día como hoy.
1045 años después, esta mezquita no es visitable. Apenas podemos verla desde la explanada que se abre al este del pórtico oriental. No es suficiente, sin embargo, para percibir el edificio en toda su dimensión. Esperamos, pues, que estas palabras ayuden al visitante a apreciar esta pequeña joya que oculta la Ciudad Brillante, Medina Azahara.
Historiadora del arte e Intérprete del Patrimonio
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