Hoy dedicamos nuestra entrada a los Baños de Santa María, recordando que tal día como hoy de hace 15 años, es decir, el 30 de abril de 2001, fue declarado Bien de Interés Cultural.
Los baños o hamman fueron elementos muy destacados en la sociedad andalusí. No sólo eran lugares para la higiene corporal, sino que también para tratamientos estéticos, purificación religiosa obligatoria para los musulmanes, y por supuesto, un lugar de encuentro, charla y relajación.
Por ello, existieron numerosos baños públicos por los barrios y arrabales de la ciudad. También había baños privados, si bien no tan comunes como podríamos pensar dada la comodidad de tener uno de estos recintos integrados en la propia vivienda. La importancia de estos de Santa María a que hoy nos referimos hoy viene dada por ser el único hamman público que hoy que hoy podemos visitar en Córdoba. Se han conservado otros dos, pero en ambos casos están cerrados a la espera de restauración.
Públicos o privados, todos solían tener una organización similar: vestíbulo, tres salas dedicadas al baño, y otra donde se ubicaba el conjunto de caldera y horno.
En el caso de los baños que nos ocupan, y debido a que el inmueble se reutilizó como vivienda, no se conserva el hamman íntegro. Conservamos las salas fría, templada y caliente. La primera de ellas, también llamada al-bayt al-barit, era el lugar dedicado al lavado corporal, propiamente dicho. Hoy no se puede acceder a ella, parte de la vivienda. En cualquier caso, su estructura primitiva está hoy muy alterada por las reformas posteriores. La segunda sala, la al-bayt al-wastani o sala templada, se conserva bastante bien, con la típica disposición de sala cuandrangular organizada mediante un espacio central amplio en torno al cual se desarrollan galerías con arcos de herradura, todo con cubiertas abovedadas. La sala queda algo enmascarada, ya que se retiró la bóveda central para convertir este espacio en el patio de la vivienda. Aún se puede ver el característico suelo de piedra de río, a un nivel superior al original de la sala. Es curioso ver como el suelo se ha rebajado en algunas zonas para mostrar las basas de las columnas, que habían quedado ocultas. Por su parte, los capiteles son posiblemente material de acarreo, es decir, reutilizados de otras construcciones anteriores. De ahí que no formen un conjunto homogéneo, si bien la mayoría son de época califal. En cuanto al uso, esta zona era la dedicada a los tratamientos corporales, tales como corte de cabello, afeitado o rasurado.
Finalmente, la sala mejor conservada: la caliente o al-bayt al-sajun, para disfrutar de baño de vapor o ducha de agua caliente. En la sala, cubierta con bóveda de cañón con lucenarios, que dotaban a la sala de una luz tenue. Hoy se encuentran cegados. En ella también podemos ver una galería que conducía a un aljibe o depósito de agua. Anexa a esta sala estuvo la de la caldera, que dispuesta sobre el horno, se encargaba de calentar el agua y producir el vapor. El vestíbulo, es decir, el área empleada por los usuarios para desvestirse antes de pasar a la primera de las salas, y vestirse al terminar, tampoco se ha conservado.
Actualmente, estos baños -que se construyeron en época califal y se reformarán en el siglo XIV-, se pueden visitar de manera gratuita, pues el inmueble acoge hoy día un espectáculo flamenco, que se celebra en la antigua sala caliente.
Estos baños están situados en la calle Velázquez Bosco, muy cerca de la Mezquita Catedral y casi enfrente de la famosa calleja de las Flores. Cientos de personas transitan esta vía cada día, sin apenas percatarse de este pequeño e interesante monumento. Es, pues, uno más de los encantos ocultos que Córdoba conserva, al que sin duda recomendamos que se acerque la próxima vez que se encuentre paseando por el entorno.
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Historiadora del arte e Intérprete del Patrimonio
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