Durante la Edad Media, se llamaba arnés a las armaduras blandas con que los caballeros cubrían sus cuerpos y sujetaban con correas. Poco a poco la palabra arnés se extendió a las piezas metálicas rígidas que formaban la armadura del caballero porque también iban sujetas con correas. De esta manera, la palabra arnés se utilizó genéricamente para todo tipo de utillaje que se sujetaba con correas, y por extensión a los arreos del caballo que, evidentemente, también se hacen así.
En el mundo del caballo, el arnés o los arneses (en singular o plural tienen el mismo significado) se corresponde a los adornos o arreos necesarios para doma, monta o enganche. Así pues, desde el cabezal hasta la silla, pasando por la collera, el varal o la retranca, todas las correas para uno u otro uso tienen el nombre genérico común de arnés. Lógicamente, dependiendo del tipo de caballo y del trabajo que va a realizar el arnés será de mayor o menor envergadura. Si hacemos un recorrido del caballo de la cabeza a la cola el primer arnés que encontramos es el cabezal. Entre los cabezales, el más simple es el llamado cabezal de cuadra; un correaje sencillo que colocado en la cabeza del caballo, se usa exclusivamente para mantener al animal atado en los establos mientras se le cepilla, se adorna o se prepara para la monta. Debe quedar sujeto a la cabeza del caballo evitando que cause rozaduras, aunque lo suficientemente firme para que no se lo pueda quitar. Según el lugar o las necesidades, el cabezal de cuadra puede ser de diferente material como soga de cáñamo, cordón de algodón, tiras de cuero o las nuevas cintas de nylon decorado. Son ajustables como los cabezales de trabajo y tienen las mismas partes excepto la frontalera (de donde cuelga el mosquero) que normalmente no la llevan. Cuando es de cuero o nylon, que suele ser lo habitual, este arnés de cuadra se desabrocha por una hebilla o un mosquetón que llevan en el lado izquierdo. Como curiosidad, en Andalucía, al cabezal de cuadra también se le denomina jáquima, que viene a significar lo mismo aunque es vocablo de origen árabe.
Otro tipo de cabezal, con cierta variación del anterior es el cabezal de doma circular, conocido entre los profesionales como cabezal con serreta o serretón de dar cuerda. Este cabezal de cuero dispone de una correa o hebilla en el lado izquierdo, o bien unas anillas a ambos lado de la nariz del caballo, donde engancharía una cuerda larga de unos siete metros que sujeta el domador para hacer girar al caballo en el picadero en movimientos circulares.
Suele haber poca diferencia entre los cabezales tanto de doma clásica como de doma vaquera, salvo los adornos que se le quieran incorporar. Por ejemplo, en la doma clásica no se suele llevar el mosquero, que suele ser habitual en la doma vaquera. El mosquero es un fleco de tiras de cuero o borlones de pelo natural o seda que se pone en la frontalera de las cabezadas para espantar las moscas. Los más usuales son los confeccionados con cuero natural o crin de caballo, aunque para ferias o eventos de envergadura existen mosqueros en seda natural de diferentes colores que pueden combinar con los vestidos del enganche o del jinete o amazona.
Si quiere ver en persona arneses de caballo, no olvide pasar por las Reales Caballerizas de Córdoba, donde la Asociación Córdoba Ecuestre dispone de más de cuarenta caballos preparados para ofrecer un hermosísimo espectáculo.
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Historiador, Arqueólogo e Intérprete del Patrimonio
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