Diseminados por el cauce del río, bautizado por los árabes como Guadalquivir (“río grande o caudaloso”) a su paso por la ciudad Patrimonio de la Humanidad, se encuentran los que otrora fueran símbolos de la industria harinera en Córdoba y que hoy día permanecen insertados en un entorno paisajístico sin igual, siendo testigos mudos del devenir de la ciudad.
Inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz desde 2009, son un total de once los molinos harineros, datándose la construcción de la mayoría de ellos en los siglos VIII al XI, correspondientes a la dominación árabe.
En las cercanías del Puente Romano encontramos los de San Antonio, de Enmedio, Pápalo y de la Albolafia, mientras que en las proximidades del Puente de San Rafael se encuentran los de La Alegría, San Rafael y San Lorenzo o de Hierro.
Aguas arriba, se localizan los de Lope García y Carbonell, junto al Polígono Industrial de la Torrecilla está el de Casillas y completando la lista y sito en la margen derecha del río, está el de Martos, denominado así porque estaba situado frente a la Puerta de Martos inserta en la muralla de la ciudad.
Al estar situados en el cauce del río, estos molinos eran movidos por la fuerza del agua por lo que fueron aceñas.
Tras la conquista cristiana, todas las construcciones molineras pasaron a manos de la nobleza y de las órdenes religiosas. En la desamortización del siglo XIX, los que pertenecieron a la iglesia, pasaron a manos de particulares permaneciendo casi todos en activo hasta 1942, año en el que se prohibió la molienda artesanal y algunos de ellos fueron centrales hidroeléctricas siendo sustituidas sus piedras de moler por turbinas de hierro fundido.
En la actualidad todos están inactivos excepto el de La Alegría, convertido en sede del Museo Paleobotánico, el de Martos, que alberga el Museo Hidrológico y el de San Antonio que está concebido como sala de exposición.
A continuación, pasaremos a explicar cada una de las construcciones, empezando por los que se encuentran más próximos al Puente Romano, siguiendo por los del entorno del Puente de San Rafael y dejando para la próxima semana los de Lope García y Carbonell, el de Casillas y el de Martos.
Molino de San Antonio:
Pudiendo datar su construcción en época medieval, hay documentos del siglo XVII que nos dicen que el molino contaba por esa época con una sola planta por lo que es de suponer que sufrió diversas intervenciones hasta llegar a tener la imagen que podemos ver en nuestros días. Durante sus últimos años de actividad, se dedicó a la molienda de harina para cubrir las necesidades del ejército y a mediados del siglo XX su planta baja fue utilizada como astillero dónde se construyeron barcazas para navegar por el Guadalquivir.
Molinos de Enmedio y Pápalo:
Vistos desde el Puente Romano, el de Enmedio es el situado a la izquierda y el de Pápalo a la derecha. Actualmente se encuentran casi ocultos por la vegetación siendo enclaves importantes para la nidificación de las diferentes especies de avifauna que habitan en los Sotos de la Albolafia.
Molino de la Albolafia:
Antigua aceña, su origen se remonta a época romana. La rueda hidráulica fue mandada construir por Abderramán II para llevar el agua del río hasta el Palacio de los Emires (actual Palacio Episcopal). en el siglo XII fue reconstruida por Abú l-Áfiya, de donde le viene el nombre.
Sería el primero que cesaría en su actividad ya que Isabel La Católica, durante su estancia en el Alcázar de los Reyes Cristianos, mandó desmantelar la rueda al no poder conciliar el sueño debido al chirrido causado por la misma.
En sucesivas épocas fue restaurado este molino, siendo la más importante la llevada a cabo durante la época del alcalde Antonio Cruz Conde, encargándole dicha intervención al arquitecto municipal Félix Hernández quien llevó a cabo una copia fiel de la noria original.
Molino de la Alegría:
Construido entre dos canales aliviadores, con azud (máquina con que se saca agua de los ríos para regar los campos, generalemente una noria) y puentecillo de conexión a tierra, la construcción anexa está dedicada a batán (edificio en que se encuentra la máquina hidráulica denominada de la misma forma) y tiene tres salas en crujías paralelas dedicadas a molienda.
Su fachada cuenta con tres plantas , la baja es de piedra y las dos superiores son de ladrillo datadas éstas últimas en el suglo XIX.
Tras la rehabilitación del edificio en los primeros años de nuestro siglo XXI, se decidió adaptar el mismo a museo albergando en la actualidad el Museo Paleobotánico de Córdoba.
Molino de San Rafael:
Construido en la primera mitad del siglo XIX, fue fábrica de papel hasta 1840 y cuatro años más tarde pasó a ser de producción harinera, siendo triple la sala dedicada a la molienda.
Molino de San Lorenzo o de Hierro:
Contiguo al anterior, es el más cercano a la orilla. Su núcleo central es de planta cuadrada cubierta con una bóveda esquifada. El puente de acceso es de tres ojos, con dos crujías adosadas paralelas a la dirección de la corriente al oeste, y que se encuentran separados por arquería.
Próximos artículos sobre los Molinos del Guadalquivir:
- Molinos Lope García y Carbonell
- Molino de Casillas y molino de Martos
Cuanto debe Andalucia a los árabes, cuanta belleza, cuanta cultura, génios en todas las artes.
A los romanos, árabes, judíos, cristianos… Córdoba es lo que es gracias esas culturas. Un saludo María Luisa.