Como ya se ha comentado en otras entradas, cremación e inhumación convivieron a lo largo de toda la historia de Roma. No obstante, mientras que aquella fue muy popular durante los inicios del Imperio, la inhumación comenzó a imponerse en el siglo III consolidándose definitivamente a lo largo de la cuarta centuria. Los especialistas consideran que esta circunstancia debe atribuirse a profundos cambios en las mentalidades de la época. El triunfo del Cristianismo supondrá prácticamente el final de cremación.
Las inhumaciones eran de lo más variadas en función de la categoría del fallecido. Así, podían ser enterramientos muy sencillos: una fosa (más o menos simple) en la que se deposita el cadáver y se cubre con tejas, ladrillos o piedras; o ricos sarcófagos pétreos.
El hallazgo de sarcófagos de mármol en Hispania es bastante excepcional. Un estudio detallado de los mismos lleva a los especialistas a pensar que la mayor parte de estas piezas no se elaborarían en provincias sino que llegarían de los muchos talleres que había en la capital del Tíber. Este dato, unido a la calidad técnica y artística de los mismos, indica que los propietarios de estos sarcófagos pertenecerían a las clases más elevadas de la sociedad ya que su alto precio sólo estaría al alcance de unos muy pocos privilegiados.
En Córdoba, el sarcófago más espectacular es el que se encontró en el verano de 1958 en el entorno de la avenida del Brillante, el llamado “sarcófago de las Puertas del Hades” expuesto en el Alcázar de los Reyes Cristianos. Su tamaño, el material utilizado (mármol de Carrara según algunos expertos) y la calidad de la talla llevan a pensar que éste fue el espacio de descanso eterno de una persona de gran importancia, posiblemente un senador cordobés de mediados del siglo III. De este modo, el matrimonio de difuntos aparece representado a ambos lados de las puertas del Hades, el acceso al mundo de los Muertos, que se encuentran entreabiertas invitando al espectador a cruzarlas.
Mucho más humilde es el “relieve de los aceituneros”, encontrado en el Cementerio de la Salud y expuesto en el Museo Arqueológico. Esta pieza formó parte de un sarcófago y representa una escena de recogida de la aceituna. Si lo comparamos con el anterior, podemos comprobar que la calidad de la talla y del material es muy inferior. De hecho, esta constatación ha llevado a pensar que se habría tallado en un taller local para algún miembro de la clase media cordobesa de principios del siglo IV.
La mayor colección de sarcófagos paganos se ha descubierto en Medina Azahara, donde fueron llevados para ser usados como pilas o fuentes. Destaca el que presenta la escena mitológica de la caza del jabalí de Calidón por parte de Meleagro, labrado en mármol blanco de Tasos y fechado a mediados del siglo III; otra representación de las Puerta del Hades de similar cronología; uno monumental con escenas de filósofos y musas de fines del III; o varios con escenas del cortejo báquico.
Como hemos podido comprobar, un nutrido grupo de piezas que nos informa sobre los gustos funerarios de los grandes potentados cordobeses del siglo III.
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Historiadora, Arqueóloga e Intérprete de Patrimonio
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