Mi entrada de blog de hoy es algo diferente. Normalmente me dedico a hablar de efemérides curiosas o de personajes importantes que ha dado nuestra ciudad. Pero este articulo va a tratar sobre “la proporción cordobesa”. Este tema llegó a mí de una manera un tanto curiosa. Andaba yo un día algo estresada porque no era capaz de encontrar temas interesantes sobre los que escribir en este blog cuando mi hermano, que es arquitecto, me habló de este tema.
Me dijo que otros arquitectos habían realizado estudios en profundidad sobre esta teoría y me pasó algo de información. A partir de ahí traté de sumergirme en un mundo tan complejo como este para tratar de entender el nacimiento de ese concepto. Para ello tuve que remontarme “un poquito” en el tiempo. Empecemos explicando el concepto de proporción. La proporción no es otra cosa que el grupo de medidas que tiene un objeto.
Ya desde la antigüedad clásica, los matemáticos trataron de buscar siempre la combinación perfecta de medidas como canon de la belleza. Y la encontraron. Es lo que pasó a conocerse en arte como “la proporción aurea”. Esta proporción aurea era el conjunto de medidas que aplicadas a una figura o una forma daba como resultado la perfección a lo que iba unido la belleza suprema. Será Euclides el que se encarga de poder establecer esta “proporción aurea”.
Buscando esas proporciones en la arquitectura cordobesa, el arquitecto Rafael de la Hoz encontró que los edificios de nuestra bella ciudad repetían las mismas medidas, es decir la misma proporción, que además se salía de las medidas de la “proporción aurea”. Es curioso porque este arquitecto, el primer edificio donde descubrió estas medidas diferentes fue en la Mezquita-Catedral de Córdoba. Lo que le llevó a pensar en el tiempo de los musulmanes en nuestro hogar. Estos, marcaron Córdoba como un centro cultural, sobre todo en el siglo X, donde realizaron muchos estudios matemáticos.
Esto hizo que recordara algo curioso que le pasó durante sus estudios. Él participó en una prueba en la que, entre otras cosas, le hicieron pintar un rectángulo. Como no seguía la “proporción aurea” no se lo dieron por valida. Lo había realizado siguiendo las medidas de la “proporción cordobesa”.
A partir de ahí se dedicó a hacer un estudio en profundidad de distintos edificios de Córdoba, no solo en la Mezquita-Catedral, y se dio cuenta de que en muchos de ellos se repetía ese patrón. Es más, eso estaba también asociado con una forma geométrica que, si nos fijamos cuidadosamente, está más presente de lo que nos creemos en la fisonomía de la ciudad; el octógono. El número ocho es algo muy asociado con nuestra arquitectura cuando normalmente el 10 siempre ha sido mucho más asociado con esa “proporción aurea” de la que hablábamos antes.
Pero Rafael de la Hoz no se quedo en Córdoba, amplió su radio de búsqueda y descubrió que la Mezquita-Catedral fue el primer sitio en el que buscó pero que no sería el único donde encontraría esa “proporción cordobesa”. Por poner un ejemplo curioso, muchos de los cuadros de las pinacotecas del mundo siguen más la proporción descubierta por Rafael de la Hoz que la propuesta por los sabios de la antigüedad clásica. Otros ejemplos se pueden encontrar en las pirámides de Gizeh o en las construcciones mesoamericanas.
Como veis, hay muchas muchas más cosas por descubrir en la historia de nuestra ciudad. Con esta entrada me despido por este año. En 2020 más. Saludos a todos y que tengáis unas felices fiestas y una buena entrada a 2020.
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