
La Thoracata del Museo Arqueológico de Córdoba (Fuente de foto: www.juntadeandalucia.es)
La pieza monumental que queremos recordar hoy en este sucinto repaso a los tesoros que guarda nuestro museo es también excepcional en muchos aspectos. La impresionante estatua romana que llamamos Thoracata, a pesar de encontrarse fragmentada conservándose básicamente el torso, es testimonio fidedigno del esplendor alcanzado por Corduba Colonia Patricia en época altoimperial, siglo I d.C., gracias al impulso romanizador durante el Principado de Augusto y el reinado de la familia Julio-Claudia, que instaura y exhibe su imagen representativa del poder, especialmente en los espacios públicos de las capitales de provincia romanas. Esta escultura es también única en la Península Ibérica y fue declarada Bien de Interés Cultural en 1993. Tras su adquisición por la Junta de Andalucía pasó a formar parte de la colección del Museo Arqueológico de Córdoba.
Es en este caso, también excepcional, que la pieza que hoy nos ocupa no se exhibe a día de hoy en la selección que podemos contemplar en las nuevas salas del museo, pues continúa situada en los pórticos del patio principal del viejo museo. No obstante, sí se exhiben en distintos lugares copias realizadas a partir de vaciados en escayola, como en la Delegación de Hacienda de la Junta de Andalucía en la calle Gondomar o la de la Facultad de Filosofía y Letras de la UCO, además de otras en Fuente Obejuna e incluso Roma.
Corduba no sólo había sobrevivido a la destrucción generalizada debida al segundo asedio de Julio César y su toma a finales de marzo de 45 a.C., sino que se reconstruye de forma monumental con lujosos materiales traídos de las mejores canteras del Mare Nostrum, ampliando además la ciudad hasta el río. Bajo el auspicio de los primeros emperadores se acomete una completa transformación urbanística de la capital de la Provincia Ulterior Baetica, a la que se le otorga el estatus de Colonia Patricia, construyéndose acueductos, foros públicos que se decoran con programas escultóricos con la nueva iconografía representativa del poder y cómo no, edificios públicos de espectáculos que mostrarán perfectamente la grandeza y esplendor del nuevo régimen.

Plano con la situación de los foros Colonial y Adiectum
En ese contexto revitalizador en el que las capitales buscan su reflejo en la ciudad madre, la Urbs, o sea Roma, el viejo foro republicano o Foro Colonial se monumentaliza con nuevos materiales y se construye un nuevo espacio foral que conocemos como Forum Novum o Adiectum, que venía a ampliar hacia el Sur el antiguo, situado en el espacio entre la Plaza de San Miguel y Gran Capitán y que es ahora extendido hasta las inmediaciones de la actual Plaza de las Tendillas. Así el nuevo espacio se dota, durante los últimos años del reinado de Augusto pero sobre todo en el de Tiberio, del repertorio iconográfico establecido por el Princeps en su Foro de Augusto de Roma, recogiendo una serie de tradiciones que buscaban entroncar la estirpe julio-claudia con los fundadores de su civilización.
Hallada en la calle Morería en 1892, la escultura pasó a formar parte a mediados del siglo XX de la Colección Tienda. Tras ser dejada en herencia a Las Hermanas de la Santa Cruz de Córdoba, fue adquirida por la Junta de Andalucía en 2006 por 273.082 euros. Realizada en mármol blanco muy fino de gran calidad, era de tamaño enorme, tal vez más del doble que el natural, y se estima formaba parte del espacio del foro allí mismo ubicado. Conserva exclusivamente el torso, de 1,90 m. de altura, y representa a un personaje masculino en actitud de marchar, ataviado con túnica, coraza (de ahí el nombre de Thoracata o “acorazada”) y capa. Faltan pues la cabeza, los brazos y las extremidades inferiores desde las rodillas hasta los pies. Por sus características e iconografía ha sido interpretado como Rómulo, representado en el momento de acudir al Templo de Júpiter, o como el héroe Eneas huyendo de la Troya en llamas. Ambas lecturas coinciden con el programa iconográfico concebido por el propio Octavio Augusto para la perpetuación de su estirpe en el poder, con un programa de legitimación de su propia familia, la de los Julios, consistente en su vinculación con los fundadores legendarios de Roma. Su talla revela una gran calidad, propia de los grandes conjuntos escultóricos públicos altoimperiales. Toda una joya para nuestro museo.
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