Pablo Antonio de Olavide y Jauregui nació en Lima el 25 de Enero de 1725, con sólo 15 años ya era Licenciado y Doctor en Teología. Por su carácter, su mente se abrió a las ideas de la Ilustración y cuando llegó a España ocupó con éxito multitud de cargos.Realizó numerosos viajes a Europa, siendo huésped de Voltaire, poniéndose al día de los adelantos técnicos y económicos que hacían de Francia la nación más brillante de Europa, por lo tanto, su “afrancesamiento” condicionará su futura actuación en los medios ilustrados españoles.
Por su preparación y talante fue nombrado en junio de 1767, Intendente de ejército de los cuatro reinos de Andalucía, Superintendente de rentas provinciales del reino de Sevilla, Asistente de la ciudad de Sevilla y Superintendente de la Nuevas Poblaciones de Sierra Morena. Según el mandato, la elección de los sitios y términos de las Nuevas Poblaciones se harían a dictamen del Superintendente. Es curioso observar cómo el Fuero de las Nuevas Poblaciones habla exclusivamente de Sierra Morena y no de Andalucía y se señalan los términos de Espiel, Hornachuelos, Fuenteovejuna, Alanís, el Santurario de la Cabeza, la Peñuela (luego la Carolina), la Aldegüela y la Dehesa de Martinmalo, no hace referencia a la Parrilla, la Monclova, Mochales o La Carlota, puede ser que en el obligado paso de Olavide por estas tierras, entre Sevilla y la Carolina, el Superintendente se topara con alguna panda de bandoleros y decidiera que éste también podía ser un buen lugar para establecer Nuevas Poblaciones.
Además Johann Kaspar Thürriegel, encargado de traer colonos de Centroeuropa, trajo más colonos de los seis mil contratados inicialmente, ésto pudo provocar que Pablo de Olavide ampliara las zonas a poblar.
El peruano Olavide dejó claro su orgullo por las Nuevas Poblaciones, eran como nuevos hijos surgidos para acoger al visitante y mantener seguro el territorio, entre ellas, el municipio de La Carlota tiene una situación geográfica muy estratégica, imaginemos al viajero que sale de Sevilla a temprana hora, y al caer el sol, ve a lo lejos las casitas de los nuevos colonos del lugar, una buena cena y una cama reconfortan al viajero, para continuar al día siguiente con su viaje. La Posada del municipio de La Carlota también acogería al viajante pudiendo ser alojado en sus habitaciones, de pasar Pablo de Olavide, se merecería la más lujosa de todas, ya que fue la mano creadora de este territorio.
Su forma de hacer política y de llevarla a cabo no fue bien vista por ciertos sectores de nuestra sociedad y en 1775 recibe una orden de la Corte para que acuda a Madrid, la Inquisición lo encarceló en 1776 y cuatro años después huyó a Francia, no regresará a España hasta 1798, gracias al beneplácito de Carlos IV, quien le restituye todas sus dignidades y le concede una renta anual de 90.000 reales. Ya anciano se instala en la ciudad de Baeza donde muere el 25 de Febrero de 1803, a los setenta y ocho años de edad, siendo enterrado en la Iglesia de San Pablo de esa bella localidad jiennense.
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