Hoy visitamos la fértil Vega del Guadalquivir, allí donde Palma del Río se refugia en los últimos meandros del Genil. Ríos ambos navegables desde antiguo y restos monumentales de su fortaleza medieval que son testigo y manifestación de la importancia estratégica de un enclave próximo también a las principales vías de comunicación entre la vieja Corduba, Hispalis y el océano. Las tierras palmeñas presentan como ellas una dilatada presencia humana y ocupación que se remonta a tiempos prehistóricos.
El recinto amurallado de Palma del Río que hoy vemos en Mesa de San Pedro, declarado Bien de Interés Cultural, debe su construcción a los siglos XI y XII, tiempos en que Al-Ándalus fue reunificada por almorávides primero y almohades después. Pero si bien la fundación de Palma se remonta a época romana, estas tierras fueron habitadas desde muy antiguo, tal y como prospecciones y excavaciones arqueológicas recientes confirman asentamientos humanos del Paleolítico, Neolítico, Calcolítico y Edad del Hierro con las culturas tartésica y turdetana. No obstante su fundación se atribuye tradicionalmente a la residencia oficial aquí del cónsul y senador romano Aulio Cornelio Palma, quien junto a su palacio edifica y amuralla la ciudad a la que da también nombre, tal vez a comienzos del siglo II d.C.
No será hasta momentos del Emirato de Córdoba cuando tengamos las primeras referencias históricas de la localidad palmeña, y es en el año 855 cuando San Eulogio narra el episodio del Martirio de los mozárabes Amador, Pedro y Luís. Será ya en los siglos XI, con la invasión almorávide, y el XII con el poder almohade cuando se construyeron respectivamente el castillo y el recinto amurallado, probablemente sobre restos del fortín romano, con el claro objetivo de proteger a la población, llamada entonces Balma, de las cada vez más frecuentes acometidas de los cristianos. En una de ellas, acaecida en el año 1231, el Infante de Molina don Alfonso, acompañado por Alvar Pérez de Castro junto con otros caballeros cristianos de la Orden de Calatrava y la Orden de Santiago toman la villa y la fortaleza de Palma produciéndose una gran matanza de sus pobladores musulmanes y su posterior abandono. La conquista definitiva se lleva a cabo en 1241 por el rey Fernando III el Santo, momentos en que comienza su repoblación. En 1342 Alfonso XI donará la ciudad y el castillo a Micer Egidio Bocanegra, comenzando un Señorío de Palma cuyas posesiones aumentarán notablemente en el futuro, uniéndose a los Portocarrero y convirtiéndose también en Ducado por privilegio dado en 1483 por los Reyes Católicos. Actualmente, Alfonso Martinez de Irujo es el XIX Conde de Palma del Rio.
El Castillo de Palma, muy degradado, tiene planta de tendencia rectangular con torreones cuadrados en esquinas y centro de cada lado y se ubica en el sector noreste del recinto amurallado, más amplio y mejor conservado, asomándose al río Genil que le sirve de defensa en el flanco norte. El recinto se construye con muros de tapial con once torreones cuadrados que se adosan a la muralla y le sirven como contrafuertes, más la ochavada Torre de las Angustias, junto al Arquito Quemado, uno de los accesos principales que toma su nombre del asedio al que fue sometido por tropas musulmanas. Un magnífico conjunto que no debemos dejar de visitar que se completa con el Convento de Santa Clara y el Palacio renacentista de los Portocarrero, entre otros.
Más información sobre los Castillos cordobeses:
- Castillo de Belacázar
- Castillo de Espejo
- Castillo de Almodóvar del Río
- Castillo de Luque
- Lucena, el Castillo del Moral
- Castillo de Santa Eufemia
- Castillo de Montemayor
- Castillo de Priego de Córdoba
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Henorabuena, maravillosas fotografías esa….Córdoba guapa y su gente y ese Arte. …..guapooooos/as ……..besossssssss………..