Origen del Triunfo de San Rafael en el entorno del río y su relación con Santa Bárbara. (parte 1)
Conocida es, por todos los cordobeses, la devoción a San Rafael, cuya leyenda cuenta que en 1578 se le apareció al Padre Andrés de las Roelas en repetidas ocasiones hasta que en la última aparición se le manifestó y le dijo que él era el Arcángel San Rafael a quien Dios había puesto por guarda de esta ciudad. En aquellos momentos una epidemia de peste asolaba la ciudad, pero en Córdoba se encomendaron a los Santos Mártires, Januario, Fausto, Marcial, San Zoilo… la peste no remitía y fue cuando recordaron que el Padre Roelas había dicho que San Rafael era el Arcángel Custodio de la ciudad, en siete de mayo se encomendaron a San Rafael y la peste desapareció, todo el pueblo cordobés vio como el venerable Andrés de las Roelas padecía esa enfermedad y en un instante quedo robusto y sano, desde entonces la devoción al arcángel custodio ha hecho que se levante monumentos en su honor por toda la ciudad para protegernos.
Quizá el más grandioso sea el que tenemos junto a la Mezquita y el Seminario de San Pelagio, donde además del arcángel se pueden ver las figuras de San Acisclo y Santa Victoria, mártires y patrones de la ciudad que acompañan a nuestro guardián y protector, pero yo tenía una duda… ¿por qué aparece Santa Bárbara en ese triunfo?
Así que le pregunté a mi compañero Juan Varela, historiador y arqueólogo, el cual, además de gran amigo es un pozo de sabiduría, y me facilitó un libro escrito en 1781. Como era de esperar la información que me ha facilitado mi gran amigo Juan es un tesoro, donde he encontrado cosas que ni se me habían pasado por la cabeza, con lo que si ustedes me lo permiten voy a ir desmenuzando tan preciado documento e ir desgranando para conocimiento suyo toda la información posible y tan interesante, se lo voy a ir presentando en varios blogs hasta resolver mi gran duda.
Ese documento se remonta mucho atrás en el tiempo, cuenta como en 1274 ocupaba la Silla de Córdoba el Obispo Don Pascual, cuatro años más tarde, en 1278 una epidemia de peste asolaba y menguaba a la población cordobesa, en el Convento de Padres Mercenarios, Fray Simón de Sousa, que después fue Obispo de Tuy, imploraba en el coro la Divina clemencia sobre este afligido pueblo, se le apareció San Rafael y le dijo; “Dirás al Obispo Don Pascual que está Dios muy satisfecho de su vigilancia y cuidado y que por sus oraciones y las de otras personas y por la intervención de su Santa Madre se ha compadecido de este pueblo, que ponga mi imagen en lo alto de la torre de la Iglesia Catedral, y conduzca a que todos sus feligreses sean muy devotos hacia mí y celebren mi fiesta todos los años, que si así se hace, este castigo cesará”. Tal como se dijo, se hizo y la peste remitió, con lo que estos fueron los primeros sensibles efectos de la singular protección de San Rafael, hasta que volvió a manifestarse con el padre Roelas.
Para el remedio de tan afligido pueblo se decidió construir un hospital junto al Seminario de San Pelagio, el Palacio Episcopal y la Santa Iglesia Catedral, llamado con el tiempo de los Ahogados y dedicado a María Santísima, este fue el primero y único hospital que hubo en Córdoba en aquellos primeros años después de la conquista, para el refugio de todos los pobres enfermos. El azote de la peste no cesaba y en 1363 decide crearse otro hospital de su patronato y que corriese a su cargo, bajo la advocación de San Sebastián, haciéndose en dicho año en un corral que se decía el Lavatorio, y hoy decimos el Mesón del Sol (calle Magistral González).
Así comienza la historia que precede al tan famoso Triunfo de San Rafael que vigila nuestro Puente Romano y que les seguiré contando en la siguiente entrada de blog.
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