Salón de los Mosaicos

Tras cruzar la galería de entrada se encuentra el denominado Salón de los Mosaicos, una sala de marcado corte barroco. Construida en el siglo XVIII, se encuentra enclavada en el muro Norte del Alcázar, justamente encima de las bóvedas de los Baños Reales Mudéjares. Desde tiempos de su construcción fue Capilla de la Inquisición pasando, más tarde, a ser Capilla de la Cárcel.

El actual Salón de los Mosaicos es de planta rectangular, cubierta por una bóveda de lunetos y arcos fajones, decorada con motivos geométricos, típicos de la Córdoba de la primera mitad del siglo XVIII. Al fondo se desarrolla un recinto cuadrangular, cubierto por cúpula sobre pechinas formadas por arcos de medio punto, la cúpula está rematada a su vez por una linterna, decorada al exterior con motivos geométricos y remates en bolas.

El motivo de la denominación de esta sala es que sus paredes están decoradas por numerosos mosaicos, todos ellos de gran calidad. Los mosaicos aquí expuestos fueron extraídos del subsuelo de la Plaza de la Corredera, lugar donde antiguamente se pensaba que pudieron hallarse los restos del antiguo anfiteatro romano, pero en la actualidad no se baraja esta hipótesis.

Cerca de la entrada a la sala está expuesto el mosaico del Océano, en el que se representa al hijo de Urano y Gea, el Dios de las aguas. Se nos presenta en el centro de la composición, rodeado de seres marinos, manifestándose con toda su fuerza expresiva. De proporciones gigantescas, sus cejas y mejillas están cubiertas por membranas y escamas, a la vez que brotan delfines de su espesa barba.

El mosaico de mayores dimensiones de la sala es el ubicado en su flanco izquierdo, ocupando casi toda la superficie del mismo. De forma rectangular, presenta una cenefa decorada con delfines y anclas, la cual enmarca el tema central, a base de motivos lineales y geométricos.

Debemos detenernos, igualmente, en el mosaico situado sobre la entrada izquierda del salón, en el que se reproduce a un mimo durante una representación teatral. En este caso, y al contrario que en los ejemplos anteriores, el autor ha intentado dotar a la obra de profundidad, como pueden apreciar en el edificio que hace de fondo en la composición. El mimo se encuentra en actitud de imitar a alguna persona, representado con máscara y bastón.

A la derecha del salón se encuentra un mosaico incompleto en su margen inferior izquierdo, y representa las cuatro estaciones del año, todas ellas dispuestas en tondos enmarcados con funículos. El tema central es referido a la fábula de Psique y Cupido, representados en actitud de abrazarse.

Para finalizar, citar la pieza más celebrada de cuantas se encuentran en este salón, que no es otra que el mosaico llamado de Polifemo y Galatea. El gran poeta y escritor cordobés Luis de Góngora escribió:

¡Oh bella Galatea, más suave
que los claveles que tronchó la Aurora;
blanca más que las plumas de aquel ave
que dulce muere y en la aguas mora;
igual en pompa al pájaro que, grave,
su manto azul de tantos ojos dora
cuantas el celestial zafiro estrellas.
¡Oh tú que en dos incluyes las más bellas!

Sin duda alguna, se trata de una obra que hace gala de un virtuosismo excepcional, ha salido de una mano experta. El tratamiento de la anatomía de los personajes es digno de elogiar, así como el de la composición en su conjunto, desde las aguas sobre las que se encuentra Galatea, hasta la roca donde se sienta Polifemo, o el fondo montañoso que cierra la escena.

Si no tiene claro qué hacer en Córdoba, le recomendamos visitar el Alcázar de los Reyes Cristianos y su Salón de los Mosaicos contratando una de nuestras visitas guiadas. Elija hacer turismo de calidad con personal cualificado, no lo dude, ArtenCórdoba es la mejor opción.

Texto: J.A.S.C.