Puerta Sevilla

Al suroeste del casco antiguo de nuestra ciudad se halla la Puerta de Sevilla, que da acceso al castizo e histórico barrio del Alcázar Viejo, también llamado de San Basilio, gracias al antiguo convento de monjes basilios del que sólo queda la iglesia, hoy Parroquia de Nuestra Señora de la Paz.

El barrio, como decimos en el apartado destinado al mismo, es una claro ejemplo de nuevo urbanismo cristiano bajomedieval, en claro contraste con los estrechos y sinuosos trazados musulmanes heredados en la medina. Por otro lado, se trata de un barrio rodeado por completo de recintos amurallados, caso del Alcázar de los Reyes Cristianos, el Castillo de la Judería o las murallas construidas durante el siglo XIV.

Ibn Baskuwal identificó un total de siete puertas en el recinto amurallado de la Medina, entre las cuales cita la Puerta de Sevilla, conocida en época califal como Puerta de los Drogueros (Bab al-Ishbiliya o Bab al-Attarin). Si bien, tenemos constancia que durante los primeros años tras la reconquista cristiana, la puerta ya era conocida como Puerta de Sevilla. El sitio era un lugar de reunión de mujeres, de encuentro, desde donde se podía acceder al Zoco (el mercado), que debería estar en el Alcázar Viejo.

Lo cierto es que la puerta que citan las fuentes árabes poco tiene que ver con la que actualmente conocemos, ya que debió estar ubicada a lo largo de la Calle Caballerizas Reales, donde discurría entonces el lienzo de muralla, al otro extremo del Barrio de San Basilio. La puerta que hoy conocemos fue reconstruida a mediados de la pasada centuria, tras antes haber sido antes demolida.

Realizada en sillares de piedra arenisca, presenta un esquema compositivo de gran sencillez, con un único vano de acceso, adintelado, sin mayores alardes decorativos más que unas sencillas placas de granito bordeando el vano. Sin bien, coronando el conjunto se halla el escudo de nuestra ciudad labrado en piedra.

A escasos metros de la puerta se halla una estructura consistente en un torreón, de planta cuadrada, unido a la muralla por mediación de dos arcos de herradura, cuyas dovelas están dispuestas de tal modo que se alternan enteras y partidas en su mitad. El conjunto está realizado a base de sillares dispuestos a soga y tizón.

Tanto la cronología como la función de esta extraña construcción han sido objeto de debate entre los estudiosos. Basilio Pavón habla de la posibilidad de que los arcos respondan a un antiguo acueducto de época califal. En la actualidad, es cada vez más aceptada la teoría de que se trate de una torre albarrana, y que al igual que la muralla, datan del siglo XIV.

Bajo los arcos se encuentra una bella escultura en bronce de Mateo Ruiz Olmos, realizada en 1963, que conmemora el noveno centenario de la muerte del político, teólogo y jurista cordobés Ibn Hazm. Representado de pie porta un rollo con su obra más famosa es “El Collar de la Paloma“, en la que reflexiona acerca de la verdadera esencia del amor.

Camino del río hay cuatro torres, una ochavada y otras tres cuadradas, se adosan al lienzo de muralla, compuesto de sillares dispuestos a soga y tizón. Tras el muro queda, como dijimos atrás, un barrio histórico, un barrio distinto al resto de la ciudad.

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Texto: J.A.S.C.